El tesorillo de monedas romanas de Riópar fue descubierto hace casi un siglo y dio lugar a que Joaquín Sánchez Jiménez, en nombre de la Comisión Provincial de Monumentos de Albacete, involucrara en su clasificación y recuperación a expertos numísmatas de la talla de Pío Beltrán Villagrasa y de Antonio Escudero.
Desconocemos las proporciones reales del tesorillo, pues una parte se vendió en el mercadillo de antigüedades, pero se estima que estaba formado por más de 400 piezas, de las que 225 pasaron a las colecciones de lo que hoy es el Museo de Albacete.
De aquel hallazgo no sólo han llegado hasta nosotros esas piezas, sino que se conservan numerosas cartas y documentos que sirven para seguir de manera minuciosa las gestiones realizadas entre 1924 y 1932 por Joaquín Sánchez Jiménez, que se ocupó de la recuperación de las monedas y de averiguar las noticias sobre su descubrimiento. Él fue también quien, con infinita paciencia, realizó improntas en carboncillo de todos los ejemplares, incluyendo algunos que luego pasaron a manos privadas. Este libro contiene las imágenes de esas improntas que sirven hoy para explicar cómo trabajaban aquellos pioneros de la numismática.