María Pilar Córcoles Jiménez
PERSONAJES Y CORTESANOS EN EL ALBACETE DEL SIGLO XVI. AGENTES Y MEDIOS DE RELACIÓN ENTRE EL ÁMBITO DE LA CORTE Y UN PEQUEÑO MUNICIPIO
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PERSONAJES Y CORTESANOS EN EL ALBACETE DEL SIGLO XVI.
AGENTES Y MEDIOS DE RELACIÓN ENTRE EL ÁMBITO DE LA
CORTE Y UN PEQUEÑO MUNICIPIO.
CHARACTERS AND COURTIERS IN THE TOWN OF ALBACETE
IN THE XVI CENTURY. AGENTS AND MEANS OF RELATIONSHIP
BETWEEN THE SPHERE OF THE COURT AND A SMALL
COUNCIL.
María Pilar Córcoles Jiménez
Enfermera. Doctora en Historia.
Instituto de Estudios Albacetenses
Albacete, España
pilarcorcolesjimenez@gmail.com
Cómo citar este artículo: Córcoles Jiménez, M. P. (2021). Personajes y cortesa-
nos en el Albacete del siglo XVI. Agentes y medios de relación entre el ámbito de
la corte y un pequeño municipio. Al-Basit (66), 47-95. http://doi.org/10.37927/
al-basit.66_2
Recibido/Received: 18-12-2020
Aceptado/Accepted: 17-03-2021
ABSTRACT: Once the regimental
-
cil of Albacete in 1543, becoming
life-long and royally appointed,
the 16th century the presenta-
tion as aldermen in this council
of Albacete of external charac-
ters, related to the Royal Court
level of the Central administra-
focused on six cases that involve
Prince Phillip and his sister Juana
-
da, viceroy of Valencia, through
notable people from populations
RESUMEN:Una vez enajenados
en el concejo de Albacete los
transformándose en vitalicios y
de designación real, encontramos
durante la segunda mitad del si-
glo XVI la presentación como re-
gidores en Albacete de persona-
jes externos, relacionados con la
Corte real y con ámbitos de poder
a nivel de la Administración cen-
tral. Entre 1546 y 1585 se dieron
seis casos que involucran desde
-
ces príncipe Felipe y su hermana
Juana hasta el poderoso duque de
Maqueda, virrey de Valencia, pa-
sando por notables de poblacio-
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1. INTRODUCCIÓN
-
dades monetarias de la Hacienda Real, jugó un papel muy relevante
en la oligarquización del poder en los ayuntamientos castellanos en
-
siones (sobre todo a partir del siglo XVII) a título de perpetuos y
patrimonio privado de su propietario; pero incluso cuando se ena-
a otras personas dio lugar a una patrimonialización de los mismos,
of higher importance than Alba-
cete, such as Alcaraz and Villaes-
cusa de Haro. All of them held
actually exercising it, perhaps as
-
they may seem anecdotal, these
affairs indicate the existence of
-
to the King and his relatives; the-
se relationships could have been
obstacles, becoming an opportu-
nity for personal promotion and
patronage.
KEY WORDS: Aldermen, Albace-
te, Municipal Administration, Lo-
cal Oligarchy, Municipal Council,
Royal Court, Modern Age.
nes de mayor entidad que Alba-
cete, como Alcaraz y Villaescusa
de Haro. Todos ellos poseyeron el
-
cerlo en la práctica, en algunas
ocasiones como forma de salvar
obstáculos legales para transmi-
tirlos y que las familias propieta-
rias pudieran seguir ejerciéndo-
los más adelante. Aunque pueden
parecer casos anecdóticos, nos
indican la existencia de redes de
relaciones entre los notables de
Albacete y personajes que tenían
acceso a la persona del Rey y sus
familiares, hasta el extremo de
servirse de estas relaciones para
salvar obstáculos legales “con-
virtiéndose en una oportunidad
para la promoción personal y el
patrocinio”.
PALABRAS CLAVE: Regidores,
Albacete, Administración muni-
cipal, Oligarquía local, Ayunta-
miento, Corte, Edad Moderna.
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vecinos.
-
tó especialmente apetecible para la Corona, toda vez que reporta-
ban ingresos sin carga posterior para la Hacienda real (puesto que
el pago de los salarios recaía sobre los respectivos concejos) y que
costes políticos. Además, la Corona disponía de otros mecanismos
de control sobre los concejos (fundamentalmente, la designación de
corregidores) (Hernández Benítez, 1986, pp. 637 – 640).
de regimiento en la por entonces villa de Albacete.En1543 el prín-
cipe Felipe (futuro Felipe II), que actuaba como regente en ausen-
cia de su padre el emperador Carlos durante la guerra con Francia
de 1542 a 1544, envió desde Valladolid una carta fechada el 10 de
-
gidor que por entonces tenía el concejo de Albacete. La motivación
aunaba la necesidad de subvenir a los gastos de la guerra con la de
-
tas, evitando también los enfrentamientos a que podía dar lugar la
elección anual de los mismos.
Esto suponía tres innovaciones importantes llamadas a per-
durar: se arrebataba al concejo la función de elegir a quienes habían
-
nos del Rey a cambio de una contribución monetaria; se convertía el
1-
no con las de gobernación de las poblaciones (en 1543 ya fueron
Jiménez, 1995, pp. 61 – 63).
abonado fue de 400 ducados. Los primeros regidores vitalicios fue-
1 Aunque las fuentes los llaman «perpetuos», en realidad la duración de estos pri-
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ron Antonio de Vera, Antonio Jiménez, Alonso de Munera, Pedro de
Alcañavate y Martín de Cantos (que hicieron su presentación en el
ayuntamiento del 1 de noviembre de 1543), Juan de Villanueva (el 2
de noviembre), Juan López de Anguix (el día 3), y el bachiller Fran-
cisco de Cantos, que tomó posesión el 24 febrero de 1544 (Córcoles
Jiménez, 2002, pp.29 – 31).
Como decíamos, esta decisión cambió de forma relevante no
sólo la estructura sino también el funcionamiento del concejo de Al-
bacete. Pronto comenzó la práctica de la «resignatio in favorem»,
por la que el titular del regimiento renunciaba al mismo en una es-
-
gal el renunciante debía sobrevivir al menos veinte días a su renun-
cia (Hernández Benítez, 1986, p. 654), el Rey debía refrendarlo otor-
gando título de regidor al solicitante y este debía presentarlo en una
reunión del ayuntamiento del municipio correspondiente antes de
que se cumplieran sesenta días de la expedición del título(Córcoles
se patrimonializasen y fuesen tratados como cualquiera de los bie-
nes de los propietarios, a efectos de compraventas o intercambios.
En Albacete las transmisiones comenzaron casi de inmedia-
to, produciéndose la primera en septiembre de 1544. A lo largo de
hasta 28 y fueron ejercidos por 114 personas distintas, de las cuales
26 lo hicieron más de una vez (Córcoles Jiménez, 2002, p.35). En la
gran mayoría de los casos eran vecinos de la propia villa de Albace-
te, aunque no siempre naturales de la misma.
una élite local que a partir de una fuerte inversión de capital (en
ocasiones reunido a lo largo de muchos años de trabajo) obtenía
importantes contrapartidas sobre el ejercicio del poder municipal
-
lizaría el pago de impuestos tanto monetarios como en especie o en
contribuciones de soldados a las tropas reales, juzgar en determina-
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dos pleitos, decidir el uso de los fondos del Pósito, administrar los
bienes de Propios, regular los salarios de los jornaleros que trabaja-
ban en las explotaciones agrícolas, poner precios a los artículos de
primera necesidad, etc.), sin olvidar la exención de repartimientos
de impuestos y cargas no deseadas, el prestigio social y la distinción
sobre el resto de vecinos, así como la obtención de plusvalías por el
las prerrogativas anejas al mismo. Como dice Mauro Hernández Be-
-
gidor pueden reducirse a un tríptico simple «poder, dinero, honor».
En cuanto a su procedencia social, la mayoría de los regido-
res de Albacete en esta época pertenecieron al grupo que basaba su
riqueza en las fuentes «honradas»: posesión de tierras y explotación
de las mismas en agricultura y ganadería. No faltaron sin embargo
un buen grupo de profesionales (fundamentalmente de abogados y
escribanos, en menor medida médicos) e incluso artesanos y comer-
ciantes. Por tanto, se trataba de un grupo nutrido fundamentalmen-
te por miembros del estado llano que habían logrado enriquecerse
-
cio de regidor que les permitiese participar en la gestión de la vida
municipal y fuese también un paso adelante en una carrera hacia
la Administración central para ellos mismos o sus descendientes.
El determinismo del dinero se impuso así en buena medida al de-
terminismo de la sangre, y la capacidad monetaria para adquirir un
2,
se convirtió en un mecanismo de acceso y pertenencia a la clase do-
minante.
A pesar de lo expuesto, al menos 32 personas (un 28% del
-
2
heredado, mayor salario y prerrogativas de sentarse y votar primero, así como
entrar con armas en los ayuntamientos, que costó a su primer propietario, Pedro
Carrasco, 1.300 ducados (Córcoles Jiménez, 2002, p. 31).
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bacete fueron hidalgos, muchos venidos a avecindarse por matri-
monio o por la atracción que les daba la posibilidad de desempeñar
-
seguían siendo elegibles por el concejo, tanto de los capitulares –
que tenían derecho de asistir a los ayuntamientos donde se decidían
los asuntos competencia del municipio-, como de los no capitulares
(Córcoles Jiménez, 2002b, pp. 51–52).
Además, al menos 15 personas (un 10,4% del total) no eran
la gran mayoría provenían de poblaciones cercanas como Chinchilla,
Barrax y La Gineta (Córcoles Jiménez, 2002, p.36).Pero más llama-
tivo es encontrar entre estos vecinos de otras poblaciones algunos
personajes relacionados con la Corte, que no parecen haber tenido
llegaron a hacer acto de presencia en los ayuntamientos.
Por ello, nuestros objetivos en el presente trabajo son: iden-
-
ron a un regimiento de Albacete desde sus puestos en la Corte o en
otros ámbitos de poder, describir cuáles eran sus circunstancias y
analizando los rasgos comunes que pudieran tener y las motivacio-
nes que les condujesen a adquirirlo.
2. MATERIAL Y MÉTODOS
La metodología empleada para realizar el presente estudio
ha sido el análisis de distintas fuentes primarias y secundarias, que
se detallan a continuación, incluyendo la utilización que se ha hecho
de las mismas:
- Libros de Actas capitulares del concejo de Albacete
de la segunda mitad del siglo XVI, conservados en el Archi-
vo Histórico Provincial de Albacete (A.H.P.AB.), en los que se
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los correspondientes ayuntamientos, con los nombres y ve-
cindades de los nuevos regidores.
- Reales Provisiones conservadas en el A.H.P.AB. en el
Fondo correspondiente al Ayuntamiento de Albacete, que ha-
cen referencia a varios de los regidores de la Corte, de las que
se ha tomado información sobre los títulos de regidor de los
mismos y alguno de los pleitos que se siguieron en relación
con los nombramientos.
-
Real Academia de la Historia, cuya consulta ha permitido re-
construir las familias y relaciones de estos regidores.
- Documentación de distintos Archivos españoles, ob-
tenida a través de la consulta del Portal de Archivos Españo-
les (PARES), que nos ha permitido reconstruir algunas actua-
ciones de estos regidores en otros ámbitos diferentes al del
concejo de Albacete.
- Patrimonio Nacional. Real Biblioteca. Investigadores.
De esta documentación provienen datos referentes a uno de
estos regidores.
Todos estos documentos originales pueden verse detallados
en el apartado Fuentes.
3. DESARROLLO
3.1. Diego López de Medrano, caballerizo del príncipe. El
capitán Diego de Vera (septiembre – diciembre 1546)
En el ayuntamiento del 1 de septiembre de 15463 compare-
ció Juan de Saavedra, vecino de Albacete, en nombre de Diego López
de Medrano, al que se menciona en el acta capitular como «caballe-
-
cribano Juan de Cifuentes, y presentó una cédula del príncipe Felipe
3 Ayuntamiento de Albacete, Sección 01 (Gobierno), 4506. Libro de actas de sesio-
nes municipales (1545 – 1552) (olim MUN 63). f. 58 a – r.
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(futuro Felipe II) por la que le hacía merced del regimiento de Pedro
Cebrián, difunto.
El regimiento de Pedro Cebrián era uno de los dos (junto
con el de Juan de Molina) que se habían acrecentado en septiem-
diez a petición del mismo concejo, que había solicitado al Rey este
estuviese equilibrado y no hubiese parcialidades a la hora de resol-
ver sobre los asuntos concernientes al gobierno municipal, como se
recogió en el ayuntamiento del 16 de enero de 1546 (Córcoles Jimé-
tenía ya una notable experiencia en la gestión municipal, pues había
formado parte del grupo de los 33 elegibles que en los años anterio-
Jiménez, 2002b; p. 48). Había sido alcalde al menos en dos ocasio-
el llamamiento a Diego de Siloé para la tasación de las obras de la
iglesia de San Juan, actual Catedral (Pretel Marín, 2015; pp. 31-33).
Ambos regimientos tenían la condición de ser consumidos a
la muerte de sus propietarios, pero en este caso se conculcaba pre-
cisamente tal condición, haciendo constar en el traspaso que Pedro
Cebrián había muerto. La muerte debió de alcanzarle de forma im-
se sirvió de tal circunstancia para hacer merced del mismo a Diego
López de Medrano. A pesar de ello, los alcaldes y regidores presen-
tes en el ayuntamiento no pusieron objeciones y recibieron del pro-
nombre de su representado, entregándole en señal de posesión las
llaves de la sala del ayuntamiento, como era habitual.
Los Medrano provenían de la ciudad de Soria. El bisabuelo
de este Diego López de Medrano que vino a ser regidor de Albace-
te, llamado también Diego López Medrano, era Señor de la casa y
fortaleza de San Gregorio, y de su matrimonio con Doña Magdalena
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Bravo de Laguna (hija del alcaide de Atienza y Sigüenza, Garci Bra-
vo de Laguna), nacieron tres hijos, de los cuales, el mayor, llamado
García Bravo de Medrano, recibió el señorío familiar4. El tercer hijo,
llamado igual que el padre, fue destinado a la carrera militar y falle-
ció en la Guerra de Granada, cerca de Gibralfaro, en 1487. Esta rama
de segundones, a pesar de no heredar el señorío, se situó bien en la
Corte, quizá por sus merecimientos militares, pues el hijo del caí-
do en Granada, que perpetuaba el mismo nombre, fue teniente del
mayordomo mayor de la Casa de la Emperatriz hasta la muerte de
infantas hasta 1548, donde ocupó de manera interina el asiento de
mayordomo mayor desde la muerte del conde de Miranda (Fernán-
dez Conti, 2000; p. 227). Su hijo, nuestro Diego López de Medrano,
fue teniente del caballerizo mayor de la Casa de Castilla del príncipe
Felipe desde el 1 de julio de 1539 hasta 1548. Con la implantación
del ceremonial borgoñón asentó como Primer Caballerizo, cargo
que siguió ejerciendo hasta el primer tercio de 1552 (Fernández
Conti, 2000; p. 227).
La Caballeriza real, de raíces medievales, experimentó nota-
bles cambios bajo Carlos V y Felipe II como consecuencia de asumir
la etiqueta borgoñona. A diferencia de otras etiquetas y ceremo-
niales de la vida palatina, que quedaban ocultas para el pueblo al
desarrollarse dentro de las residencias reales, las funciones de la
Caballeriza tenían un gran componente de representación, ya que se
-
mente, permitiendo que fuesen contemplados en toda su majestad,
prestancia de sus criados. Por ello la Caballeriza tuvo un importante
papel en la representación de la Majestad, del poder del príncipe y
del esplendor de la Corte. De ahí que el empleo de Caballerizo ma-
yor viniese a ser considerado muy honroso por la notable cercanía
4 Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Tabla genealógica de la familia
Medrano, señores de San Gregorio. Disponible en: http://bibliotecadigital.rah.es/
icion=2 [acceso 31 de marzo de 2020].
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que permitía a las personas reales. Como ejemplo podemos señalar
que un noble tan notorio e íntimo a la familia real como Francisco
de Borja, barón de Llombay y duque de Gandía (que sería San Fran-
mayor de la Emperatriz Isabel hasta la muerte de la misma en 1539.
El Caballerizo mayor tenía llave de cámara y aposento en pa-
lacio, así como el privilegio de andar en el coche del Rey con seis
mulas o caballos, precediendo al Mayordomo mayor y sumiller de
corps. En las entradas a las ciudades debía dar el caballo al Rey, aun-
que nunca llevaba el estoque del Rey ni tampoco podía decidir sobre
los aparejos a utilizar, que eran responsabilidad del Camarero. En la
armas, ballesteros de maza, tenedor de las andas, albarderos, guar-
nicioneros, maestros de hacer jaeces, herradores, frenero, sillero y
pajes (López Álvarez, 2014, p. 375).En el siglo XVII la Caballeriza
adquirió un potencial organizativo, ceremonial y representativo
Felipe III, el duque de Lerma, y más adelante por varios Grandes de
alcanzado ese nivel de representación, no cabe duda de que era un
príncipe heredero, el futuro Felipe II.
Diego López de Medrano fue también alcaide de Aranjuez. Su
hermano Francisco de Medrano fue más adelante Contador y Teso-
rero del infortunado príncipe Don Carlos, hijo de Felipe II (Piferrer,
1858, p. 196). Su escudo de armas puede verse en la Figura 1. Se
trataba por tanto de una familia de personajes bien situados en la
Corte y cercanos a las personas reales.