
Nº 15 | DICIEMBRE 2021 | SABUCO | Artículo
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Daniel MOYA, Esther PEÑA, Álvaro FAJARDO, Héctor GONZÁLEZ-CAMUÑAS, Domingo CALDERÓN, Pedro
Antonio PLAZA-ÁLVAREZ, Javier GONZÁLEZ-ROMERO, Manuel Esteban LUCAS-BORJA, Jorge DE LAS HERAS
1. INTRODUCCIÓN
Desde tiempos remotos, los seres humanos han utilizado el fuego como
herramienta, siendo evidenciado su uso en la cuenca mediterránea desde el
Holoceno temprano (Scott, 2000). Debido a factores recientes (cambios de
uso de suelo, cambio climático, etc.) el régimen de incendios ha variado, lo
que provoca un problema social y ecológico (de ecosistemas sensibles y al-
gunos adoptados) (Alig et al., 2002; Batllori et al., 2013; Miranda et al., 1994).
Los servicios ecosistémicos pueden verse afectados por el fuego (según es-
tado y adaptaciones de la comunidad vegetal, tipo de suelo, topografía…)
de manera negativa cuando los cambios en el régimen de incendio no son
sostenibles (Pausas, 2012). Por tanto, es necesario conocer la vulnerabilidad
y resiliencia de los ecosistemas, para gestionarlos de manera sostenible
(Myers, 2006).
El fuego ha sido y es útil como herramienta de manejo, incluso para
gestión de áreas naturales (Wilson et al., 2014). Debido a las políticas de
supresión, nuestra sociedad actual cree que todo fuego forestal debe ser
suprimido (fuego enemigo) y se han vertido grandes sumas en prevención
de incendios forestales con el fin de proteger a la población y los recursos
naturales, perdiéndose esa noción del fuego como elemento útil y proce-
so de formación y mantenimiento de ecosistemas naturales (Myers, 2006).
El resultado final de la supresión exitosa conduce a una paradoja del fuego
(FireParadox), donde se dan incendios cada vez más severos (Fernandes et
al., 2011), por lo que se requiere una gestión adaptativa que incluya el fuego
como elemento del ecosistema, incluyendo la divulgación de esta realidad,
para recuperar regímenes de fuego sostenibles (fuego amigo).
La Ley 4/89 de Conservación de Espacios Naturales y de Flora y Fauna
Silvestre (derogada) y la 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiver-
sidad, buscan como objetivo asegurar el disfrute del medio ambiente, ve-
lando por el mantenimiento de procesos ecológicos esenciales y sistemas
vitales básicos, uso sostenible de recursos, conservación de la biodiversidad
y de la geodiversidad, tal y como desarrollada la Biología de la Conserva-
ción (Primack, 1993). Por tanto, para una correcta gestión del medio natural,
no es una política correcta implementar la supresión total, sino potenciar
aquella que implemente el uso de fuego de manera eficaz, eficiente y eco-
lógicamente sostenible frente a otras herramientas socialmente aceptadas,
incluyendo sus objetivos y características en un Plan de Quema, dentro del
Plan de Defensa contra Incendios Forestales (desarrollado y ejecutado por
la Administración Forestal competente) (GEACAM, 2018). Para su correc-
ta aplicación, se requiere un objetivo definido y conocimiento de la ecolo-
gía del fuego de los ecosistemas a tratar. El paso del fuego da lugar a una
compleja respuesta de los suelos y la vegetación, que dependerá tanto de