José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 47
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL
TICO TARDÍO EN LA MANCHA
THE CHURCH OF SAINT MARTIN OF LA GINETA. A JEWEL OF
THE LATE GOTHIC PERIOD IN LA MANCHA

I.D.E.C. INSTITUTO DE ESTUDIOS CONQUENSES
pep_alabau@hotmail.com
Cómo citar este artículo: Alabau Montoya, J.L. (2022). La iglesia de San Martín
de La Gineta. Una joya del gótico tardío en La Mancha. Al-Basit (67), 47-98.
http://doi.org/10.37927/al-basit.67_3
Recibido/Received: 7-10-2021
Aceptado/Accepted: 20-4-2022
ABSTRACT: The church of Saint
Martin is, without doubt, the
most important and emblematic
building of La Gineta (Albacete).
Along the archdeacon church of
Santiago in Villena (and proba-

chapel of the Orihuela Cathedral
(Alicante) and the temple of Our
Lady of the Assumption in Utiel
(Valencia), it represents one of
the clearest and best examples of
the mediterranean gothic along
the territories of the former Mar-
quisate of Villena, due to its varie-
ty of constructive solutions in the

and also for the fantastic use of
the helical nerves in its columns
and vaults by combining the fas-
ciculated supports with torsos
     
in convex moldings. Some of the
RESUMEN: El templo de San Mar-
      

Gineta (Albacete). Junto con la
iglesia arcedianal de Santiago de
Villena (y probablemente bajo su

catedral de Orihuela y la iglesia
parroquial de Nuestra Señora de
la Asunción de Utiel, representa


helicoidal en estas tierras del an-
tiguo Marquesado de Villena, por
su variedad de soluciones cons-
    
de la cantería, y por la admira-
ble utilización de los nervios so-
gueados en columnas y bóvedas,
combinando los soportes fasci-

en arista viva como con boceles.
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1. INTRODUCCIÓN
La iglesia de San Martín de La Gineta es una de esas “joyas”
arquitectónicas, de las tantas que tenemos a lo largo y ancho del
territorio español, que pasan desapercibidas para el gran público
al ser juzgadas principalmente por la primera impresión que ofrece

el visitante queda cautivado por sus méritos arquitectónicos y su
       
pequeñas poblaciones, presentan un aspecto exterior que, por su

-

arte.
Al descubrir su insospechado interior, lo primero que el visi-
tante se pregunta es: ¿cómo es posible que una población como La
most outstanding professionals
      
carving were involved in its cons-
truction, as Jerónimo Quijano
o Juan de Aranguren. The Saint
Martin of La Gineta church is,
without the slightest doubt, as a
real gothic “jewel” in the Mancha.
This study aims to provide a bet-
ter understanding of the architec-
tural values of this small church,
as in our opinion it has been very
little recognized in the historio-
graphy of the spanish architectu-
re.
KEY WORDS: La Gineta, Jeróni-
mo Quijano, Juan Aranguren, late
gothic, helical nerves, Villena,
Renaissance, Almansa, Albacete,
Utiel.
En su construcción intervinieron
-
sionales de la traza y la cantería
como Jerónimo Quijano o Juan
de Aranguren. El templo de San
Martín de La Gineta es, sin lugar
a dudas, una verdadera “joya” del
gótico tardío en La Mancha. Este
estudio pretende ofrecer un me-
jor conocimiento de sus valores
arquitectónicos, a nuestro juicio,
muy poco reconocido en la histo-
-
ñola.
PALABRAS CLAVE: La Gineta,
Jerónimo Quijano, Juan Arangu-
ren, gótico tardío, nervios torsos,
Villena, Renacimiento, Almansa,
Albacete, Utiel.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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Gineta pudiera cons-
truir, en los inicios del
siglo XVI, un templo
tan sobresaliente como
el de San Martín, en el

en una época en que ya
estaba totalmente su-
perada esta expresión
artística, y cuando las
tendencias se inclina-
ban masivamente por
las corrientes rena-
centistas? Y a partir
de ahí surgen nuevos
interrogantes: ¿quién
  -
ción? ¿quién o quiénes
fueron sus construc-
   
principales méritos y
cualidades a destacar?
… Intentaremos res-
ponder a estas y otras

2. EL CONTEXTO HISTÓRICO, ECONÓMICO Y RELIGIOSO
Como es sabido, el antiguo lugar de La Gineta nació en 1337,
en la tierra y jurisdicción de Albacete, por privilegio de Don Juan
Manuel, dentro del Señorío de Villena: “tengo por vien haçer puebla
en el lugar que dicen del Alxuibre que dicen de la Xineta, ques entre
la Rroda y Albaçete1. Pocos años antes, desde principios del siglo
1 Archivo Histórico Provincial de Albacete (AHPA). Caja 578. 24-12-1553. Tras-
lado del privilegio de segregación de La Gineta del término de Albacete (1337),
inserto en el proceso entre Albacete y La Gineta de 1591. Fols. 3r - 12v. Publicado
por Carrilero (1987, pp. 89 - 91).
Nº 1. Vista exterior del templo de San Martín de La
Gineta. Portada principal y campanario. Foto: J. Alabau.
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XIV, sobre todo después de acabar la guerra entre Castilla y Aragón,

en estas tierras. Los motivos de este aumento poblacional podrían


deseo de D. Juan Manuel de atraer a los mudéjares valencianos a
sus territorios, no dudando para lograr su objetivo en conceder de-
terminadas exenciones de pechos, tributos y pedidos a los nuevos
pobladores. Algunos de ellos acudieron a la llamada de forma tem-

como consecuencia de aquella política repobladora y de la consi-
guiente concesión de cartas pueblas cuando surgieron algunos pe-
queños núcleos de población, entre ellos: La Gineta, El Provencio,
Minaya o la Puebla de Almenara (Pretel, 1998, p. 96).
En el caso de La Gineta, los comienzos como entidad pobla-

hasta el dia de oy siempre a estado yermo y no se
aprouecha ninguno dello”)2. Se podría decir que le costó bastante

de Villena, dada la inestabilidad de la zona donde se encontraba,
-
torio quedara en el eje de expansión económica Albacete – Chinchi-
lla – Almansa, donde se estaba produciendo un acusado auge gana-
dero, y sus vecinos podían aprovecharse tanto de los mencionados

de la mancomunidad de pastos y aguas. En 1375, Albacete se inde-
pendizó de Chinchilla, de la que fue aldea, y se le adjudicó un peque-
ño término que limitaba con La Roda, Alcaraz y la propia Chinchilla,
quedando incluida la entonces pequeña aldea de La Gineta en este
nuevo término albacetense (Pretel, 1998, p. 213).
Muchos años después la población ginetera albergó a su vez
pretensiones de autogobierno y un tal D. Pedro de Sevilla, en nombre
-
les y hombres buenos de dicho lugar, aprovechando la oportunidad
2 Traslado del privilegio de segregación de La Gineta. 1554 - 1591. Fols. 24r – 25r.
Citado por Carrilero (1987, p. 86).
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que les brindaba la siempre económicamente necesitada monarquía
española, empeñada en aquel momento en obtener fondos para sus
campañas contra los protestantes europeos y para “rresistir a los
enemigos por conservaçion de la rrelixion xristiana de nuestros rrey-
nos y estados […]” 3, solicitaba y conseguía para La Gineta del todavía
príncipe (futuro rey Felipe II) un privilegio de villazgo (Valladolid,
24-12-1553), concedido en base a los agravios que supuestamente

del s. XV. Razones estas, que solían ser habitualmente las argumen-
tadas y recurrentes en la mayoría de las poblaciones que aspiraban
a conseguir su independencia jurisdiccional de la entidad territorial
superior a la que pertenecían. Nadie aspira a independizarse si re-

Por otra parte, en el padrón poblacional llevado a cabo, pre-
vio a la concesión de dicho privilegio de villazgo, llevado a cabo el
10 de noviembre de 1553 por el doctor Cordovés, alcalde Mayor del
Marquesado, se decía que en su término había en aquel momento
çiento e çinquenta e tres veçinos e moradores” entre los que habían
tres clérigos, pero diecisiete de aquéllos tenían sus casas y tierras
en otros “heredamientos” del termino, tales como “Grajuela, Hoya
Honda, Algibarro” y otros4. Observemos que no aparece todavía nin-
gún hidalgo. Este número de vecinos era coincidente con el que se
indicaba en el mencionado privilegio de villazgo y que venía a repre-
sentar unos 640 habitantes. Por tanto, se puede decir que en aquel
año de 1553, moradores “de hecho” había 136 vecinos, de los que
destacaban apellidos que debieron formar parte de la élite social de
Albacete y de Chinchilla, como eran los Sevilla o los Serrano, quie-

mediante alternancia, aunque en el padrón también aparecen otros
nombre pertenecientes a la oligarquía de ambas villas que tenían
propiedades en algunas pedanías del término como La Grajuela y
     

3 Ibídem.
4 Archivo Histórico Nacional de Simancas (AHNS). Consejo y Juntas de Hacienda.
Leg. 24. Documento transcrito por Carrilero (1993, pp. 115-134).
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estos dos últimos de Albacete (Carrilero, 1993, p. 115). Queremos
decir con esto que, para estos años de mediados del sigo XVI, aun-
que no parece que hubiera todavía ningún hidalgo, ya pudo haber
una cierta oligarquía terrateniente y ganadera formada tanto por
-
ro, que veían en la segregación de la pequeña aldea una oportunidad
ventajosa a sus intereses económicos, y la apoyaban.
A partir del año de la segregación, La Gineta, como villa in-
dependiente, pudo asistir ya con representación propia de dos pro-
curadores a las Juntas de villas del Señorío de Villena. Los primeros
que lo hicieron fueron Francisco de Alarcón y Martín de Ruipérez,
en la junta celebrada en La Roda el 20 de septiembre de 1557. Su
posición en cuanto a la prelación de asientos y de voto era el puesto

izquierda del gobernador del Marquesado D. Francisco Zapata de
Cisneros, a la sazón corregidor de Utiel (Soler, 1985, p. 291).
-

como ciento veinte casas, poco más o menos, y todas pobladas de ve-
cinos […] generalmente pobres […] y con determinada voluntad de
dexar el pueblo5. Es decir, veintitrés años después de su indepen-
dencia la villa tenía 33 vecinos menos6 (unos 138 habitantes) pero
ya se habla de la existencia de tres hijosdalgo. Como causa de esta
pérdida de población los gineteros alegaban los excesos que causa-
ban las numerosas tropas que pasaban por la villa y que se alojaban
en ella, sometiéndola a numerosos dispendios que la empobrecían,

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(“en el camino real derecho por do van a embarcar a Cartajena todos
5 Relaciones de pueblos de España hechas en tiempo de Felipe II por los años de
-
rial. Manuscritos. Sign. J-I-16. Vol. V. Fols. 386r a 395v. Cap. 39 y 40.
6
Corona de Castilla de 1591 donde La Gineta contaba con tan solo 122 vecinos
(unos 510 habitantes) incluidos 4 hidalgos y dos clérigos, casi el mismo número
de vecinos que en las “Relaciones” de 1576 (Carrilero, 1993, p. 116 y Valdelvira,
1996, p. 157).
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 53
los soldados”), y se daba la circunstancia que estas tropas y viajeros
preferían alojarse en La Gineta en vez de en La Roda o Albacete don-
de, según decían, no les daban nada7. Y ciertamente debió ser así. De
hecho, La Gineta era el único municipio de la actual provincia de Al-

en dichas “Relaciones”, y no poco: nada menos que 34.500 mrs. de

mrs y unos gastos de 60.750 mrs., de los cuales, 56.250 mrs. se de-
bían al alojamiento de soldados (Valdelvira, 1996, 167).
3. LA CUESTIÓN ECLESIÁSTICA
-
-

o territorios naturales; y las parroquias en sí, constituían el último

-
-
micos suponía para ésta por los derechos que obtenía, ya fuesen en
-

quedaban en poder de los clérigos de la parroquia, la mayordomía
8. En la zona castellana de la dióce-
-
quial que procedía de las tercias reales y suponían un tercio de éstas
(Torres y Molina, 2013, pp. 58 y 63).
La pequeña villa de La Gineta en el siglo XVI era la última
población al NO del Obispado de Cartagena y pertenecía al arcipres-
tazgo de Chinchilla (al menos desde 1366) junto con Peñas de San
Pedro, Alpera, Montealegre y Albacete, formando parte del arcedia-
7
Gineta. Cap. 39.
8

-
pensa canónica (Ortuño, 2002, p. 22).
AL-BASIT 67 • PÁGS. 47-98INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 54

segregación de Albacete del término de Chinchilla, pasó a pertene-
cer a la vicaría albaceteña.

Una vez disuelto el antiguo Marquesado, como consecuencia

Católicos y el Marqués de Villena, Don Diego López Pacheco (VII Se-
ñor de Utiel), la Iglesia, a nivel general, y sobre todo en tierras de
realengo, tomó la decisión de potenciar el desarrollo de la vida pa-
rroquial mediante la ampliación o reconstrucción de templos, apro-
vechando el apoyo que suponía la política decidida de los “Reyes
Católicos” de refrendar cualquier iniciativa en este sentido. Esto dio
-

de asimilación de las minorías raciales (moriscos y judíos). A esto
había que añadir que, a partir de los años 30 del siglo XVI, se esta-
ba produciendo una recuperación en los censos de población, y ese
fue otro de los motivos importantes por los que la Iglesia consideró
-
rizando reformas de los ya existentes, o bien, mediante la construc-

José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 55
de ermitas rurales periféricas, que pudieran cubrir las necesidades
espirituales del momento. Solo así puede comprenderse que du-
rante la primera mitad del siglo XVI, en casi todas las ciudades de
la Diócesis de Cartagena pertenecientes al antiguo Marquesado, se
hubiera levantado un nuevo templo, o al menos se hubiera reforma-
do de manera sustancial el ya existente (Gutiérrez, 1983, p. 21). Así
ocurrió con la “muy grande costosa e alta obra de piedra labrada”
de Santiago el Mayor de Villena (hacia 1519), que se pretendía que
-
tensión; o con los templos de Sax, Tobarra, Chinchilla, Albacete, Al-

cuanto a la coincidencia en el tipo de arquitectura, los alarifes que
los construyeron, algunas soluciones decorativas y, sobre todo, en
la utilización de columnas y nervios helicoidales que encontramos
frecuentemente en algunos de los templos construidos en el antiguo
Marquesado en este periodo.
Por lo general, solo se crearon o ampliaron parroquias allí
donde el número de habitantes parecía demandarlo y los ingresos

correspondiente con limosnas y donativos. Sin embargo, como he-
mos visto, en esta primera mitad del siglo XVI, en La Gineta, precisa-
mente se estaba produciendo el efecto contrario: cada vez era me-
-
miento en su censo poblacional, y no siempre se podía esperar que


de manera no excluyente, también hay que tener en cuenta para po-
der entender la motivación de todas estas nuevas construcciones


en el interior de los templos; al estado ruinoso o de avanzado dete-
rioro en que se encontraban algunos de ellos; y otro factor de gran
importancia en aquellos años de inicio de la Edad Moderna, fue la
aspiración de la clase poderosa de la villa a conseguir una capilla
privativa para su linaje, donde dar descanso a sus restos y manifes-
tar su poder económico o social.
AL-BASIT 67 • PÁGS. 47-98INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 56
En cuanto a la necesidad de construir un nuevo templo debi-

tener en cuenta que muchos de los templos medievales, sobre todo
los rurales, estaban hechos de tapial, y algunos databan de los tiem-
pos de la conquista cristiana. No era raro por tanto, que su estado
exigiera, cuanto menos, una restauración integral, si no su derribo


en septiembre de 1513, se iniciaron las gestiones para su construc-
ción, pues como la iglesia existente “era pequeña e muy antigua y
vieja, que se caia, en dias pasados fue acordado que se hiziese otra de
canteria” (Mateos, 1974, p. 196). Algo parecido tenemos también
en el caso de la iglesia de la Asunción de Utiel, en que la decisión de
construir un nuevo templo fue para conseguir un “culto desahogado
y seguridad de los fieles, porque el viejo ermitorio de Santa María
hallábase bastante ruinoso y era también poco capaz par alojar a los
fieles
4. ¡HAGAMOS UNA NUEVA IGLESIA!
No tenemos noticias de cómo se llegó a la decisión de cons-
truir un nuevo templo en La Gineta, aunque muy posiblemente las
razones pudieron ser parecidas a las comentadas en los casos de Al-
bacete o Utiel. Y puestos a hacerla de cantería, nos preguntamos qué
les impulsó a decidir, en pleno siglo XVI, que se construyera en estilo
gótico, cuando tanto en España como, sobre todo en el resto de Eu-
ropa, desde el siglo anterior ya se había producido una ruptura con
esta expresión arquitectónica por considerarla obsoleta. El nuevo
estilo renacentista (“a la romana”) estaba en pleno desarrollo y se
imponía y extendía por doquier. Si embargo, no fue el de La Gineta
un caso aislado en este sentido, ya que, como veremos, hubo algu-

en cuanto a las fechas de sus construcción, también optaron por di-
cha expresión artística, al menos en su interior, sin que dejaran de
atender a las predominantes formas renacentistas y platerescas en
sus formas exteriores.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 57
Nº 3. Nave central de la iglesia de San Martín de Tours. La Gineta. Foto: J. Alabau
4.1 El tamaño
Hemos comentado que otro de los motivos para tomar la de-
cisión de ampliar o construir nuevos templos podía ser la necesidad
de espacio para los enterramientos. Así pues, cuando hablamos de
-
-
grado. No olvidemos que, desde la antigüedad y hasta bien entrado
el siglo XIX, las iglesias, las ermitas o sus atrios colindantes fueron
utilizados por los cristianos como lugares de enterramiento, no solo
por la creencia de que estar enterrados en lugares sagrados iba en



mortal, y en consecuencia, reconducirían sus acciones en pos de su
salvación eterna. El problema no era pequeño, pues el incremen-
to de la población enterrada en el interior de los templos, condu-
jo inevitablemente a la saturación, y en algunos casos ya resultaba
-

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gina 58
adquisición de un nicho, tumba o capilla, o aquéllos que formaban
9
Entonces, ¿qué tamaño había de tener el nuevo templo a
construir en La Gineta? El gran arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón,
en su “Compendio de Arquitectura, proponía un curioso y particu-

cada vecino necesitaba un espacio de siete pies de largo por tres de
ancho para albergar su cuerpo difunto10, a lo que añadía otro tercio
-
pias palabras, que para una villa de 100 vecinos11, estimando un ho-
rizonte temporal de 100 años, y con una estimación de crecimiento
de la población de un 30% en dicho periodo, suponía construir un
templo para 130 vecinos, que él calculaba en al menos 3.640 pies
cuadrados, y todo ello en una sola nave con crucero, pues estima-

1681, fol. 3r y 3v). En consecuencia, y por curiosidad, si La Gineta
en el momento de su segregación (1553) contaba con 153 vecinos,

del 30%, y que el templo se debió empezar a construir unos treinta

-
plo debería haber tenido unos 434 m2 (5.600 pies cuadrados). La

incluir las capillas, es de unos 300 m2. Si añadimos las cuatro capi-
llas laterales y la del Sagrario rondaría los 420 m2.12
Y por último, podía haber otro motivo adicional, por frívolo
que parezca, pero que era de gran importancia a la hora de tomar
la decisión de construir un nuevo templo, como era el de la compra
9
de San Martín tenía un osario exterior junto a su muro septentrional. Parece ser
que durante la reforma de 1988 todos ellos fueron exhumados y trasladados al
cementerio municipal.
10 Un pie castellano en arquitectura era equivalente a 0,278635 m.
11 Llama la atención que toma como equivalencia la de un vecino igual a un habi-
tante, sin tener en cuenta la habitual equivalencia de un vecino igual a unos 4 a
4,5 habitantes.
12 No hemos incluido el espacio de la “capilla” que forma la antesala del vestíbulo
de la Sacristía.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 59
de capillas por simple vanidad u ostentación de la población noble o
hidalga local, el clero o los grandes poseedores de tierras o ganado,
deseosos de conseguir para ellos y sus familias el derecho o la pro-
piedad de un lugar sagrado donde dar descanso eterno a sus restos
para la eternidad, con la posibilidad de personalizarlo, enriquecién-
-
dos de armas, ménsulas historiadas o pinturas murales. Todo lo que
su poder económico les permitiera y su vanidad les dictara. Capillas,
que eran verdaderos mausoleos, revestidas con materiales nobles,
-
pletos de mobiliario y joyas para mayor honra y lucimiento de su
santo patrón, a quien quedaba dedicada la capilla, produciéndose
una verdadera competencia en ostentación y riqueza, no solo entre
la oligarquía local sino también entre poblaciones vecinas.
La construcción de un templo ostentoso y capaz siempre ha
acrecentado la importancia de las villas respecto del resto de pobla-
ciones vecinas. No solo ocurría este fenómeno en los pueblos peque-

elitistas de las ciudades, donde los templos y catedrales ya no eran
solo una muestra del poder divino, sino el orgullo de aquella noble-
za o burguesía urbana que patrocinaba su construcción mediante
importantes donativos, compitiendo así con otras ciudades, en ma-

de Orihuela, donde los parroquianos deseaban “construir un edificio
notable y excepcional que superara la entidad arquitectónica de las
otras iglesias del lugar” (Gutiérrez, 1983, p. 251). En Utiel, fue en
-
rroquial debía “realizarse una obra de importancia y consideración si
había de responder con el tiempo a las necesidades del culto-
teros, 1899, p. 244), y acabaron vendiendo capillas a las familias hi-


a tener en cuenta para entender como villas no muy grandes, como
La Gineta, Carrascosa del Campo (Cuenca) o Utiel (en aquella épo-
ca también perteneciente al Obispado de Cuenca), por poner unos

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gina 60
tan relativamente escasa población censada en aquellos inicios del
siglo XVI.
No obstante, una parroquia de mayor tamaño también exigía
una mayor dotación y un cierto grado de autonomía económica res-

que cuando Don Sancho de Medina tomó posesión del cargo de arce-
diano de Villena, el 25 de julio de 1513 (una década antes del inicio

-
gaciones cotidianas, aniversarios y otros emolumentos procedentes

cuyos ingresos el vicario de dicha parroquia se sustentaba y atendía
a los cargos episcopales (Soler, 1985, p. 195). Nos consta que este
-
tía en La Gineta desde al menos cincuenta años antes13 pero, según
se decía en la “Relaciones”, el cabildo villenense de Santiago se lo
había anexionado “con syniestra relaçion” y había establecido dos
14, y otro simple,
poco más o menos
que había quedado en poder de la iglesia de Santiago de Villena, sin
-
se ni se dignase aparecer nunca por La Gineta a prestar servicios en
su iglesia (“Relaciones”, cap. 50º).15
-
queña parte del diezmo, que como mucho representaba una déci-
13 En el Fundamentum Ecclesiae Carthaginensis del obispo Diego de Comontes, mi-
trado entre 1444 y 1458, elaborado a instancias del obispo D. Diego de Rozas y

7r – 58v).
14
15 Hoy sabemos que todavía en 1701, un tal Alonso Miño Domenech, regidor y
hermano del arcediano de la iglesia de Santiago de Villena en esta época, de cuyo
-
suitas en dicha ciudad, ofreció a favor de dicho colegio la donación de unas casas
que poseía y la renuncia en nombre de su hermano de las rentas instituidas por el


Divino (Vilar, 2000, 479).
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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ma parte, el resto era para el obispo o el comendador (Valdelvira,
1996, p. 187). No era, por tanto, la economía del clero ginetero muy
desahogada económicamente como para poder hacer frente a los
gastos de tan pretencioso templo. Y a esto hay que añadir que, como
se ha dicho, en el momento de la segregación el vecindario estaba
bastante empobrecido.
En el padrón
de La Gineta de 1553
se decía que en aquel
momento había tres
clérigos, mientras
que veintidós años
   -
do a esta escasez de
rentas, en las “Rela-
ciones” (1575, Cap.
50º) ya solo se habla

éste no podía cum-
plir con las obligacio-
nes para con el pue-
blo: “por aver dexado
tan poco al curado no
ay mas de vn clerigo,
por no tener congrua
sustentaçion. No pa-
rece, por tanto, que
la parroquia contara
-
-
tes para poder hacerse cargo del mantenimiento, y mucho menos,
de la construcción del nuevo templo, y a pesar de ello, decidieron



local. Entonces ¿de dónde salió el dinero para su construcción?

San Pablo. S. XV. Pueden verse dos columnas helicoidales

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
-
pliación y construcción de nuevos templos era la propia Iglesia, mo-
tivada por la creación de nuevas parroquias y el fortalecimiento del
régimen parroquial, para extender la fe y la palabra de Dios a toda
la población. Por tanto, cabe considerar que debió ser la Diócesis
de Cartagena la que promovió la construcción del nuevo templo de
San Martín de La Gineta, aunque eso sí, para su construcción de-

esta población, tan pronto como éste quedó constituido, como de las
élites locales o con intereses en su término, y por supuesto con el
pueblo llano en la medida de sus posibilidades, por muy pobre que
fuera. Cuando el vecindario no podía contribuir con dinero aporta-
ba su trabajo de manera voluntaria. Así ocurrió en el caso de Santa
María de la Asunción de Almansa, donde la decisión de construir un
nuevo templo se tomó colegiadamente entre los representantes del

-
miso con los vecinos y moradores para que fueran ellos quienes se
encargaran del transporte gratuito de los materiales de construc-
ción (“piedra blanca y parda, cal y arena”). El concejo, por su par-
te, se comprometió a poner los materiales a pie de obra, poniendo
como garantía todos sus bienes generales y particulares (comunales
y propios)16, y se recurrió al cobro de sisas entre los vecinos en dos
ocasiones: en 1532 y en 1572 (Pereda, 2006, pp. 150 y 161). En el

ocurrió algo similar. Cuando se paralizaron las obras en 1531 por

obtuvieron una real cédula por la que se autorizaba al cobro de sisas
en las transacciones mercantiles de la villa, a un reparto vecinal de
2000 ducados, y a la venta de capillas y cobro de censos para poder
acabar las obras. También en este caso el pueblo llano trabajó de

Juan de Albacete fueron los vecinos quienes atendieron a los gastos
16 Archivo Histórico Municipal de Almansa (AHMA). Leg. 1299. fols 110 a 112.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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de su reconstrucción en 1545 mediante derramas, porque éste se
había “caído” (Pretel, 2015, p. 40). Vemos pues, que tanto el cobro
de sisas como la venta de capillas fueron soluciones bastantes fre-
cuentes para obtener fondos para la construcción o reforma de los
templos parroquiales.
En el caso de La Gineta, en el momento en que se decidió
construir el nuevo templo ¿había vecinos con capacidad económi-

capilla? Sabemos que en las “Relaciones” de 1575 se habla de tres
hidalgos (en el censo de 1591 ya se habla de cuatro) y de “labrado-
res ricos unos quince o dieciseis, aunque algunos eran residentes en
las aldeas de Grajuela, Algibarro y otras “caserías17. Tal vez, al no
existir en dichas “caserías” el grave problema del abundante gasto

-
mos por dichas “Relaciones” que el término de La Gineta era el que
    pan”) declaraba de los que conforman
la actual provincia de Albacete (unas 40.000 fanegas), cuyo valor
se calculaba en unos 11.250.000 mrs. (unos 30.000 ducados), los
cuales, debido al reducido número de habitantes (unos 480), des-

ya que mientras la producción media de cereal por habitante de la
provincia albaceteña era de 13,5 fanegas, en el caso de La Gineta
era de nada menos que de 80 fanegas, o sea, un producto de unos
23.437,50 mrs. por habitante (Valdelvira, 1996, 200)18. Pero esta-
mos hablando ya del año 1575, y el inicio de la construcción de San
Martín se produjo medio siglo antes. En dicho año, según las “Rela-
ciones”, ya estaba casi acabado de construir.
Lo extraordinario pues del caso de La Gineta es que, mientras
Albacete, pongamos por caso, por esta época (1539) superaba el mi-

17
18 Mientras en este trabajo estamos utilizando la equivalencia de un vecino = 4,2
habitantes, este autor utiliza la de 4 habitantes, que hemos respetado en este caso
para mantener la homogeneidad con los datos de otras poblaciones productoras
de cereales en dicho censo. La equivalencia que aplica para un ducado es de 375
mrs.
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medio millar (515 vecinos = unos 2.160 habitantes), en La Gineta
tan solo había censados 153 vecinos (apenas unos 643 habitantes),
de los cuales, veintiuno eran menores y doce eran viudas ¿cómo se
podía hacer un templo tan fascinante con tan poco vecindario; sin
-

construcción (como ocurrió en Carrascosa del Campo)19, y con el
concejo casi arruinado por el continuo paso de tropas? En nuestra
opinión, sin que hayamos podido corroborarlo documentalmente,
debió ser el obispado de Cartagena, con la colaboración interesa-
da de la escasa clase acaudalada ginetera (propietarios de tierras y
ganados, vecinos y forasteros), probablemente las mismas familias



San Martín20. En este sentido, sabemos que en el caso de la iglesia
de Almansa, el obispado aportó la cantidad de 180.000 mrs. para
ayudar” en el gasto de la reparación de la cubierta, para la sacristía
y para el resto de la obra que quedaba por hacer, pero aquello fue en
1579 (Pereda, 2006, p. 166).
4.3 El modelo de iglesia
Aunque formara parte del reino de Castilla, no podemos dejar
de lado que aquella “Gobernación del Marquesado de Villena, por
sus singulares características políticas, todavía constituía en cierto
modo un “miniestado” no poco poderoso dentro de dicho reino, an-
-
tos separados: el de Villena y el de San Clemente. O lo que es lo mis-
mo: el “partido de abaxo” con Chinchilla, Villena y las nueve villas,
entre ellas La Gineta; y el “partido de Cuenca” y sus dieciséis villas
19 La actual iglesia de la Natividad de Ntra. Señora, de Carrascosa del Campo
(Cuenca), también de escasa población, constituye otro ejemplo destacado del


20 AHPA. Caja 578. 24-12-1553. Fols. 3r - 12v.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 65
(Castillo, 1775, pp. 20 y

tierra fronteriza con
el Reino de Valencia, y
   -
cias constantes de todo
tipo, e indirectamente
del resto de territorios
de la Corona de Aragón.

fue, sin duda, la artísti-
ca. Hasta aquí llegaron
las “tendencias” y las
corrientes arquitectó-
nicas de aquellos rei-
nos vecinos, y también
las cuadrillas de artesa-
nos, canteros, alarifes,
talladores o pintores
que llevaron a cabo las
obras de muchos edi-
  
corrientes que llegaron
del norte estuvo la del gótico tardío.
Como es sabido, en la Península Ibérica existen dos grandes
      
-
ras, espectaculares arbotantes que aguantan el empuje de los muros
laterales, o sus características bóvedas sexpartitas propias de aquel
estilo inicial; y el gótico meridional, tardío o levantino, que fue el
que se impuso en la Corona de Aragón y otros territorios vecinos,
-
rísticas que lo diferenciaban claramente de aquél.
-

se desarrolló de manera importante, y fue en el XV cuando alcanzó
Nº 5. Iglesia parroquial de La Asunción de Utiel. S. XVI.
Estilo gótico tardío con columnas helicoidales, donde
trabajó Juan de Aranguren como maestro cantero.

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gina 66

la Castilla meridional, con un clima menos riguroso y una ilumina-
ción solar abundante, los templos góticos no utilizaron chapiteles,
-
tentrionales de España y Europa para hacer llegar la luz a su inte-
rior. El gótico meridional, muy utilizado en tierras valencianas, tenía
una especial concepción del espacio religioso para las iglesias no
catedralicias, que se caracterizaba a grandes rasgos por: naves úni-
cas con planta de salón (“hallenkirche

-
sión de la palabra que el seguimiento visual del culto o la liturgia;
capillas situadas entre contrafuertes; en vez de tejados de pizarra
apuntados se utilizaron cubiertas planas para cubrir las bóvedas de
crucería, distribuidas entre arcos fajones, cuyos diseños solían ser
omplejos en las capillas mayores; inexistencia de transepto o,
de haberlo, era muy poco acusado, apenas perceptible al exterior;
ornamentaciones severas y discretas de medios, y ventanas o vanos
-

Según Gutiérrez-Cortines (1983, p. 279), en la Diócesis de
Cartagena este tipo de construcción gótica fue considerada durante
varias décadas como el modelo ideal de iglesia, sobre todo en luga-
res de cierta densidad de población o donde había una sola parro-
quia, como era el caso de La Gineta. Sin embargo, mientras en Italia
y el resto de Europa las tendencias arquitectónicas ya habían cam-
biado desde hacía muchos años al estilo renacentista, en las tierras
de Aragón, y sobre todo en el Reino de Valencia, seguía siendo utili-
zado, y continuaba evolucionando el dominio del “arte de la piedra
de la mano de canteros y alarifes, vascos en su mayoría, que fueron

donde fueron. A menudo, utilizando nervios aristados, helicoidales
y/o de rampante redondo, que habían empleado ya en obras cons-
truidas en el reino valenciano, hasta alcanzar cotas sublimes.
Al mismo tiempo, asociados a este periodo evolutivo tardo-
gótico, se había producido una serie de avances técnicos de gran im-
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 67
portancia en la construcción, como eran: la mejora del transporte
mediante modernos sistemas de acarreo que multiplicaban la fuer-
za efectiva de tracción; las nuevas técnicas de abovedamientos a tra-
vés de la montea y la estereotomía de la piedra, desarrollados en los
territorios de la Corona de Aragón, o los nuevos métodos de cons-
trucción, basados en los avances en el utillaje y herramientas, como
fue la invención de la grúa de eje vertical giratorio que permitía una
gran precisión en el alzamiento y colocación de pesadas piezas de
mampostería, dovelas, ladrillos y material en general. Todo ello hizo
que, por medio de aquellos alarifes y canteros que trabajaban o ve-
nían de trabajar de los territorios de la Corona de Aragón, el arte gó-
tico (tardogótico) siguiera vivo a mediados del s. XV y adquiriera un
nuevo empuje de la mano de maestros como: el leridano Francesc
-
tadas, con eliminación de nervios, como en la capilla de los Reyes
del convento de Santo Domingo, de Valencia; el mallorquín Guillem
Sagrera, autor de la Lonja de Palma, o el gerundense Pere Comp-

maestros y canteros que trabajaron con ellos los que siguieron y di-


Marquesado de Villena, el Reino de Murcia y la Castilla oriental. Y
es que, algunos de los maestros que trabajaron con Pere Compte
en Valencia (Miguel de Magaña, Juan Garnica, Juan de Aranguren, y
otros) fueron quienes, ya en el siglo XVI, extendieron las formas tor-

Todos ellos fueron los “responsables” de que se produjera aquella
notable experimentación geométrica en el arte de la piedra, y de la
expansión y prolongación en el tiempo de este tipo de construcción
gótica, aunque fuera solo en interiores.
En el exterior, por lo general, a medida que avanzaba el siglo
XV se optó por adoptar el estilo renacentista. Posiblemente, el dila-
tado tiempo de construcción de muchos de estos templos no acon-
sejaba ya mantener el estilo gótico en fachadas exteriores. Al menos
-
nacimiento. Era necesario demostrar que no se estaba fuera de las
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gina 68
“tendencias” del momento. Son templos donde, teniendo su interior
construido en estilo gótico, sus portadas y fachadas lucen un estilo
renacentista pleno, cuando no plateresco, a menudo adoptando los
esquemas de arcos triunfales en las portadas. Tenemos un ejemplo

podemos encontrar en las tierras del antiguo Marquesado.21
El estilo que
seguían proponiendo
estos maestros alari-
fes, el llamado gótico
 
meridional, levantino,
isabelino o Reyes Ca-
tólicos, porque de to-
das estas formas fue
denominado (aunque
existían ciertas matiza-
ciones entre algunos de
ellos), era el que habían
trabajado durante mu-
chos años y era lo que
mejor sabían hacer. La
corriente renacentista
no acababa de ser com-
prendida ni aceptada
por estos maestros y
no veían ventajas cla-
ras en abandonar la
tradición. No fue hasta
avanzado el siglo XVI
cuando empezaron a
asimilar el espíritu del nuevo estilo, tal vez empujados por los pro-
pios promotores de las obras.
21 Así ocurre en las portadas de las iglesias de la Asunción de Sax (1533 – 1550),
sus homónimas de Jorquera o Villanueva de la Jara (1580), o la de Santa María de
Villena (que en 1575 estaba en construcción), por poner unos pocos ejemplos.
Nº 6. Iglesia de La Asunción de Almansa. Columna
helicoidal en la capilla gótica de San Crispín. Trabajó
Juan de Aranguren entre 1530 y 1538. Foto: J. Alabau
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 69
Aquel estilo tardogótico en las iglesias parroquiales de las
tierras del Marquesado basculaba entre lo castellano y lo valencia-
no, pero no fueron pocos las casos en que la tipología propia de la
Corona de Aragón se impuso, sobre todo con la ausencia del crucero
y en la utilización de las formas helicoidales o estriadas que, aun ha-
biendo sido utilizadas en el siglo anterior, llegaban como un recurso
estilístico novedoso y elegante. La utilización de este tipo de recur-
sos constructivos ha sido repetidamente enfatizado por numerosos

a tener en la construcción de algunos templos parroquiales en el

-

de este recurso estético helicoidal común podría ser precisamente
-
teros o alarifes, grandes expertos en el arte de la estereotomía, el

5. “VIZCAÍNOS” VINIERON
La arquitectura en la Edad Media, y concretamente, la mon-
tea y la estereotomía, o arte del corte de la piedra, requería de un
aprendizaje relativamente largo. No solo del conocimiento teórico
-

exigía desplazamientos importantes a quienes quisieran aprender
la actividad para observar de cerca la obra y trabajar la técnica de
su creación. Muchos de aquellos maestros canteros eran vascos,
llamados genéricamente en la documentación “vizcaínos, y tenían
fama de solvencia y capacidad para el “arte de la piedra. Se solían
organizar en cuadrillas ambulantes, muchas veces con vínculos de
parentesco, amistad o de vecindad en su tierra de origen.22
22 Aunque al principio en su mayoría eran vascos, también llegaron posteriormen-

adentraban en tierras de la Corona de Aragón y en Castilla o bien se trasladaban
-
nas (Serra, 2014, p. 163).
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Desde mediados del s. XIV el Reino de Valencia había supues-
-
dos de esta profesión ya que se estaba iniciando una de las épocas
de mayor esplendor en estas tierras. Recordemos que el siglo XV fue
llamado el “Siglo de Oro” valenciano, y este esplendor afectó a todos

en el centro económico, político y social de la Corona de Aragón. El
aumento de la demanda hizo que el trabajo estuviera bien remune-
rado y todavía no existían inconvenientes gremiales al ejercicio de
esta actividad. Pero a principios del siglo XVI, las favorables condi-
ciones laborales fueron cambiando, debido entre otras causas, a la
-
les y al incremento de la competencia profesional. Todo ello trajo
-
tros procedentes de fuera de la Corona de Aragón. En consecuencia,
algunos de aquellos maestros y sus cuadrillas se vieron obligados a
desplazarse buscando trabajo en otros lugares y llevando consigo el
-
reotomía gótica. Algunos de ellos, que habían trabajado en Valencia


del reino valenciano y de otros territorios adyacentes de los reinos
de Murcia y Castilla, con una cierta proclividad hacia la utilización
de los nervios y fustes torsos.23
Dos fueron los maestros “vizcaínos” que trabajaron en La Gi-
neta: uno de ellos, Juan de Aranguren, trabajó también en otras obras
de poblaciones vecinas. Sabemos que en 1537 estaba avecindado en
Almansa, trabajando en la iglesia de La Asunción, cuyas obras diri-
23 Cuando hablamos de maestros canteros, con sus sagas, familias o clanes hay
que ir con cierta prevención para no incurrir en error pues en la documentación a
veces aparecen apellidos que, siendo coincidentes o muy parecidos, no necesaria-
mente se trata del mismo personaje, ni siquiera de un familiar cercano. Cuando en
ocasiones solamente se menciona su nombre o su apellido, resulta tentador aso-

o por encontrarse trabajando en obras de poblaciones cercanas entre sí en fechas
relativamente próximas.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 71
gió hasta 1541 24, al tiempo que trabajaba también en las obras de
una presa de riego del mismo término municipal (Pereda, 1989, p.
10). Así mismo trabajó en las obras de la iglesia de Santa María del
-
ta (1549-1555) y en el convento de San Francisco en 1555 (García,
2002, p. 265). Sabemos que estuvo trabajando también en la parro-
quial de Utiel con Juan de Vidaña y otros “maestros vizcaínos de buen
nombre y habilidad” (LLaguno, 1829, p.157). 25
El otro cantero vasco que aparece en la construcción de la
iglesia ginetera es Martín de Gazaga, el cual, trabajó como cantero

(Mateos, 1974, p. 250), y poco tiempo después (1550) lo encontra-
mos ya trabajando en el tramo de los pies del templo de La Gineta,
concretamente en el arco del coro y en la fachada principal, en socie-
-
co sino en el renacentista. Su función, parece ser que quedó limitada
a la supervisión del trabajo del personal de obra. El consorcio Qui-
jano – Gazaga fueron los sucesores de Juan de Aranguren y Pedro de

continuaron los trabajos y obligaciones iniciados por éstos. (Gutié-
rrez, 1983, p. 383).
Sin ser de procedencia vasca los otros dos maestros que tra-
bajaron en La Gineta fueron el mencionado Jerónimo Quijano y el
-
conocido alarife de la época, que ejerció de Maestro Mayor de obras
de la Catedral de Murcia desde 1526, y como tal llevó a cabo la traza
  


24 Es muy posible que llegara a trabajar ya en esta iglesia desde mucho antes, pues
aparece su nombre junto al de maese Pedro (de Chavarría) en septiembre de 1526
(Pereda, 1989, pp. 1 y 7).
25
de la intervención de Juan de Aranguren en la obra de la parroquial de Utiel pero
se deduce que debió ser a partir de Febrero de 1531 fecha en que se tasaron las
obras que faltaban por hacer en dicho templo, las cuales se reanudaron “tras al-
gunas dilaciones por el pago de arbitrios”.
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Chinchilla supervisando y dirigiendo las obras de Santa María; por
esta época llevó a cabo la traza de la iglesia de Santiago de Jumilla26.
Pero todo ello lo hizo siempre utilizando el estilo renacentista. En
enero de 1555, fue llamado por el concejo de San Clemente para
que se hiciera cargo de la reconstrucción de la iglesia de Santiago
Apóstol, ya que buscaban “un maestro de arte, el mejor que pudiera
aver, pero no pudo acudir porque “tenía que resolver un asunto muy
importante en el obispado de Cartagena” (Torrente, 1975, p. 377)27,
tal era la cantidad de trabajos que llevaba en curso de manera cons-
tante.
Nº 7. Cantero trabajando la piedra. Detalle de la portada de la

Y en cuanto a Pedro de Castañeda, se sabe que estuvo traba-
jando en Cuenca durante los años 50 de aquel siglo, al mismo tiempo
que colaboraba con Quijano en Santa María de Chinchilla (Gutiérrez,
-

Allí construyó el albañal de las pescaderías y, junto a Gil Martínez
26 También parece que son obra suya, entre otras muchas, los ventanales de la sala
capitular de la iglesia de Santiago de Villena, y el segundo cuerpo y la capilla de los
Junterones de la catedral murciana (Gutiérrez, 1983, p. 164).
27 Según Rokiski (1985, p. 293) aunque Torrente (1975, p. 374) transcribe el do-
cumento como “Guijarro” seguramente se trata de “Quijano.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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
San Gil28. Estuvo trabajando con Juan de Aranguren y Jerónimo Qui-
jano en la capilla mayor de Santa María de Chinchilla (entre octubre
de 1536 y principios de 1541). Igualmente, junto a Aranguren, par-
ticipó en la demolición de la capilla vieja de dicha iglesia entre 1538
y 1539. Y en 1569, aparece como autor de la portada de la iglesia

159). No era extraño que los maestros alarifes participasen en va-
rias obras a la vez, a veces, incluso como contratistas.
6. LA IDENTIDAD DEL FUSTE TORSO
La bóveda de crucería había sido el gran hallazgo de la arqui-
tectura medieval al facilitar el proceso constructivo de los aboveda-
mientos. Pero iniciado el siglo XVI, las construcciones tardogóticas
ofrecían ya unas características singulares que las distinguían de las
-
vedas con rampante redondo, a veces con baquetones, propuestos
por Pere Compte, las cuales permitían la multiplicación de nervios

2000, p. 185).
El fuste torso no era una novedad de la arquitectura medie-
val. Desde tiempos muy antiguos el arte de la construcción lo tuvo
presente y lo utilizó, sobre todo en forma de columnas salomónicas.

envolvente que a la vez constituye un alarde de virtuosismo y belle-
za a través de la habilidad y destreza del artesano que le da forma.

donde estas formas sogueadas alcanzaron gran predicación, posi-

puede decir que existen dos tipos de fuste helicoidal o sogueado: el
de arista viva y fajas cóncavas (Lonja de Palma, Santiago de Villena,
Asunción de Utiel, Capilla del obispo Andújar de Albacete o la cate-
dral de Orihuela); y el realizado mediante boceles que, al trepar por
los muros, crea convexidades a lo largo de los fustes columnarios
28 Archivo Municipal de Cuenca (AMC). Actas del Concejo, 1536. Leg. 246. Fol. 160.
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gina 74
y nervios bovedales (Lonja de Valencia o iglesia de Villanueva de
la Jara). No era ésta una característica común a todos los templos
-
sias, que optaron por este tipo de nervios, que modernamente se
han venido agrupando bajo la denominación de “arquitectura gótica
helicoidal o torsa.


podemos encontrar estos elementos entorchados en las de: Santia-
go de Villena; la Colegiata de Gandía; la parroquial de la Asunción de
Utiel; el crucero de la Catedral de Orihuela; el claustro del convento
de las Clarisas de Murcia; la capilla de San Crispín de la parroquial
de La Asunción de Almansa; la capilla del obispo Andújar llamada
también de santa Catalina, de la catedral de Albacete (hoy de la Pie-
dad); la capilla de la Inmaculada de la iglesia de la Asunción de He-
llín; los parteluces de las iglesias de Santiago de Orihuela y de San
Martín de Callosa de Segura; la ampliación de la Colegiata de Gan-
día; la iglesia de Santa María de Ontinyent; la iglesia de la Asunción
de Villanueva de la Jara; la capilla de San Pedro y San Pablo de la

altar de la iglesia del Salvador de La Roda.
-
tos ejemplares de este tipo de elementos torsos (Albacete, Callosa,

cambio de gustos artísticos los fue ocultando durante los siglos XVII
al XIX, con formas barrocas o clasicistas, encubriendo o destruyen-
do gran parte de las formas góticas originales, como pudo ocurrir en

valencianos.29
El templo de San Martín de La Gineta, aunque en determina-
do momento sus muros de mampostería estuvieron cubiertos de cal
y yeso, y sus nervios de crucería y claves fueron pintados, pero supo,
29 A principios del siglo XX no quedaba sin revestir ninguna iglesia gótica valen-
ciana, con la única excepción de la Capilla Real del Convento de Santo Domingo.
Un buen ejemplo de aquella tendencia encubridora lo tenemos en la iglesia de

apuntados han sido recuperados en los últimos años.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 75
o pudo, resistir aquel cambio de gustos, manteniendo su estructura
gótica interior. Gracias a ello, hoy podemos admirar toda su belleza
en su traza original, y contemplar en los fustes de sus columnas ado-
sadas la combinación de ambos estilos de helicoide: el de arista viva
y el de boceles.30

-
do, en lo relativo al fuste sogueado, la referencia fue la iglesia de
Santiago de Villena, de autor todavía desconocido31, y que fue ésta la
-
temente, sin embargo, algún autor ha llegado a plantear la posibili-
dad de que fuera la parroquial utielana la que pudiera haber servido
como referencia para la construcción de otros templos contempo-

Alicante y Albacete) atendiendo a las fechas de construcción y a la
coincidencia de los arquitectos que trabajaron en ellos, a veces de
-
guren o Juan de Vidaña (Martínez, 2015, p. 116). 32
30 Entre 1984 y 1988 se llevó a cabo una importante restauración de este templo
en la que, entre otras cosas, se picaron los muros interiores para sacar a la luz la
mampostería original, se eliminó la pintura de los nervios de la crucería y de los
plafones de las claves, se cambió el solado y se limpiaron las portadas. Aunque en
algunas zonas verticales el proceso de limpieza produjo un notable desgaste en la
piedra, el resultado fue aceptable.
31 Recientemente se ha querido ver en los soportes entorchados en arista viva,
con lados cóncavos y banda de capitel, de la arcedianal de Santiago de Villena la
mano del maestro Miguel de Magaña, que fue junto con Juan de Vidaña y Juan de

de Utiel (Serra, 2014, p. 20).
32 El arquitecto y estudioso del arte conquense Rodrigo de Luz Lamarca opinaba
que el modelo para la iglesia utielana no debió ser Santiago de Villena sino San
-
cho de que Utiel estuvo bajo el señorío de D. Juan Pacheco y de su hijo D. Diego Ló-
pez Pacheco, Marqueses de Villena, y Señores de Utiel entre los años 1440 y 1476,
y en que la iglesia belmonteña, en origen, exhibía igualmente columnas torsas de
arista cóncava (Imagen nº 4). Según Lamarca, el estilo helicoidal utilizado en este

Villanueva de la Jara (1477) de traza en planta muy similar al templo utielano,
en cuya construcción original también se utilizaron pilares torsos en los tramos

AL-BASIT 67 • PÁGS. 47-98INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 76
7. LA CONSTRUCCION DEL TEMPLO DE SAN MARTIN DE LA
GINETA
Una vez decididos a construir un nuevo templo, lo primero
que procedía era buscar quien iba a realizar la traza y acordar las
condiciones del contrato de construcción de la que iba a ser la nueva
iglesia de La Gineta, dedicada en 1585 a San Martín de Tours. No se

base a pequeños detalles de índole artístico, se estima que el edi-

380), aunque en 1575 (“Relaciones”) todavía no estaba del todo aca-
bado. En su construcción se citan, primeramente, los nombres de los
maestros Juan de Aranguren y Pedro de Castañeda. Tanto uno como
otro llevaron a cabo los tres primeros tramos de la nave, es decir, la
parte gótica de la obra. Juan de Aranguren era experto en este esti-
lo arquitectónico, pues había trabajado en otros templos vecinos,
como Utiel, Chinchilla, Almansa o Albacete33. No sabemos si llegaron
a trabajar también en la parte renacentista del templo. No se puede
descartar que lo hicieran, ya que tanto uno como otro estuvieron
trabajando en este estilo en la vecina iglesia de Santa María de Chin-
chilla entre 1536 y 1541: “el monumento más insigne del plateresco
albaceteño” (Chueca, 1953, p. 280), siguiendo precisamente la traza
realizada por Quijano para esta iglesia. Lo que queda fuera de toda
duda es que Aranguren estuvo trabajando en La Gineta hasta el año
1550, en que murió.
Ya hemos comentado que Juan de Aranguren era un experi-
mentado maestro en cantería que colaboró con Quijano en la iglesia

con Juan Rodríguez y el mencionado Pedro de Castañeda. Por este
motivo, hay quien apunta la posibilidad de que Aranguren (e inclu-
so Castañeda) llegara a trabajar en San Martín bajo las órdenes, en
asociación, o a requerimiento del maestro Jerónimo Quijano (Pretel,
33 -
ren “dirigió las obras de las parroquias de Almansa, Villarrobledo, Yeste, Requena y
otros muchos en esta Región, así como la de san Juan de Albacete, pero no indicaba

José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 77
2015, p. 26). Pero entonces, ¿por qué, una vez muertos Aranguren
y Castañeda, habría de cambiar el estilo de construcción del último
tramo del templo, pasando del gótico al renacentista, dejando los
arranques de los arcos del coro sin acabar? ¿a qué se debió este cam-
bio brusco de estilo constructivo? Se sabe que el maestro Jerónimo
Quijano, como Maestro Mayor de la catedral, visitó con frecuencia
las obras de la iglesia de La Gineta y las de Santiago de Orihuela,
proyectados, sin que sepamos
por quién (Gutiérrez, 1983, p. 55).
A la muerte de Aragunren y Castañeda, Quijano asumió la
continuación de las obras de San Martín (1550), mediante contrato,
y trabajó en este templo asociado con el cantero Martín de Gaza-
ga. En realidad,
aquel contrato
 -
jano y Gazaga,
fue un traspaso
de dichas obras
por parte de los
herederos de Pe-
dro de Castañeda
y Juan de Aran-
guren, donde se
incluían las car-
gas y responsabi-
lidades adquiri-
das previamente
por aquéllos, ya
que ambos ha-
bían fallecido sin
concluir la igle-
sia: “por ser los
susodichos muer-
tos e pasados des-
ta vida, para que
la dicha obra se
Nº 8. Iglesia de La Gineta. Capilla gótica del lado de la Epístola
y rincón del 2º tramo de la nave central, con columnas de
fuste helicoidal en arista viva. Foto: J. Alabau
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gina 78
acabe” y se comprometían a “hazer lo que los susodichos eran obli-
gados, pero por lo visto, no se preveía acabarlas en el mismo estilo.
En dicho contrato Quijano se comprometió a “dar las traças e horden
que para fazer la dicha iglesia sea menester, y a dirigir y contro-
lar las obras mediante visitas, mientras que Gazaga se encargaría

canteros y a los peones (Gutiérrez, 1983, 383), y entre ambos irían
solucionando los problemas que fueran surgiendo34. Aquella men-
ción a “dar las trazas, sin decir de qué, es la que ha llevado a pensar
que pudo haber sido él mismo quien realizara el trazado de toda
la obra, incluida la gótica, pero no hemos localizado evidencias do-
cumentales. Contrariamente a dicha opinión, creemos que el hecho
de que no le importara cambiar bruscamente de estilo, dejando tan
descaradas muestras de ello, nos hace pensar que lo que buscó fue
-
minaba: el renacentista. Prueba de ello podría ser el hecho de que,
aunque fuera en otro estilo, dejara sin construir el arco escarzano
(similar al existente en el muro de la fachada principal) y los ner-
vios de la bóveda que habían de soportar el coro, cuyos arranques
han quedado claramente en evidencia. En consecuencia, en nuestra
opinión, la traza que llevo a cabo en San Martín no debió consistir


que fue su autor. Una de las pocas documentadas de este maestro,
aunque algunos ensayistas han encontrado cierta similitud con la
portada que Andrés de Vandelvira trazó para la iglesia de Segura de
la Sierra, razón por la cual, se ha llegado también a plantear la posi-
bilidad de que este maestro pudiera haber sido el autor de la traza


mismo tiempo que Quijano y Gazaga construían el coro y la entrada
principal de San Martín de La Gineta, estuvieron trabajando en la

34 AHPM. Lópe del Castillo, 1550. NOT. Leg. 85. fols. 27 a 28.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 79
8. BREVE DESCRIPCION DEL TEMPLO
Se puede decir, por tanto, que la iglesia de San Martín de La
Gineta es de estilo gótico-renacentista, porque ambos estilos arqui-
-
terior sea gótica y el estilo renacentista solo lo encontramos en las
portadas exteriores y en el tramo de los pies del templo. Sus formas
se ajustan a las peculiaridades del gótico tardío meridional popula-
rizado en la Corona de Castilla y sobre todo en el obispado de Car-
tagena desde el siglo anterior (Almansa, La Gineta, Lezuza, Yecla o
Villena), caracterizado por una única nave con bóvedas de crucería,
amplio y despajado interior, capillas laterales entre contrafuertes,
ventanales estrechos elevados, y con el gran valor añadido que le
aportan los nervios sogueados adosados a los muros y los soportes
fasciculados, combinando aristas y boceles torsos, cuyo resultado es
de una gran belleza compositiva visual, que lo distinguen de otros
templos de su misma época y estilo.

El templo de San Martín es de una única nave, de forma rec-
       


Nº 9. Iglesia de
San Martín.
Arranque y
ménsula de los
arcos renacentistas
inacabados,
proyectados para
soporte del coro
alto.
Foto: J. Alabau
AL-BASIT 67 • PÁGS. 47-98INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 80
en el lado norte, que albergan entre ellos sendas capillas, con cu-
biertas exteriores rebajadas. Sus medidas interiores son: 33,20 m.
de longitud, 9,50 m. de anchura y unos 13,50 m. de altura media;
-
tante bien diferenciadas: por un lado, los tres primeros tramos de la
iglesia, que fueron construidos en estilo gótico, y por otro, los pies
de la nave, donde se sitúa el coro alto, que es de estilo renacentista.
-

por un arco perpiaño rebajado, que mide 6,45 m. de anchura entre
los contrafuertes que la delimitan, algo similar a lo que desarrolló
maese Pedro de Chavarría, en 1526, para la iglesia de la Asunción de
Almansa (Pereda, 2006, p. 144). Los dos cuerpos siguientes forman
-
riores, corresponde a la zona del coro. Estos últimos tres cuerpos

centrales tienen forma de rosetón cilíndrico. Cuando en las “Rela-
ciones” de 1575 se decía que: “el largo de ella (la iglesia) tiene tres
capillas y media …, es muy posible que con la palabra “capillas” se

-
dría tratarse del cuerpo de los pies, de tamaño claramente menor

En la iglesia de la Gineta, los canteros hicieron un alarde del
dominio de la montea y estereotomía de la piedra, y llevaron a cabo
todo un amplio abanico de posibilidades en el uso de la 
sogueada. En el primer tramo de la nave se combinan, tanto en los
fustes de las columnas como en las crucerías, las dos tipologías de
nervios entorchados ya comentadas: la de arista viva con capiteles
-
-
ño de separación de los dos primeros cuerpos de la nave, y a las que
conforman las dos capillas góticas laterales (tanto en interior como
en exterior); y las de boceles girando en el mismo sentido, que son

lugar a unos enjarjes singulares, de gran complejidad en la traza, que
simulan una explosión de nervios hacia las bóvedas de extraordina-
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 81
ria belleza visual. Algo
  
desarrollado, lo pode-
mos encontrar en la
capilla mayor de la igle-
sia del Salvador y Santa
María de Orihuela que,
como San Martín, data
de las primeras décadas
del s. XVI, pero ¿cómo
se pueden comparar los
recursos económicos
de que pudo disponer
una catedral como la de
Orihuela, que era cabe-
za del obispado, con los
de una población como
La Gineta?
Aquí, en La Gine-
ta, el ábside o cabecera
de la iglesia es singular-
mente plano (solían ser
poligonales –ochavados–


-
pos). En su parte interior se muestran columnas torsas con boceles
en las esquinas que quedan interrumpidas por capiteles redondos,
que forman parte de un friso o cornisa con adornos de bolas o den-
tellones esféricos, que recorre perimetralmente la capilla a la altura
de dichos capiteles35. Llama la atención que, siendo plano, en el in-
35 El friso de bolas de San Martín de la Gineta es similar al “perlado abulense”, atri-
buido a los Reyes Católicos, característico en el gótico castellano tardío, también
llamado “isabelino” (por la reina católica), y lo podemos encontrar en algunos


etc.).
Nº 10. Detalle de enjarjes con boceles, entre tramos
de la nave principal. Foto: J. Alabau
AL-BASIT 67 • PÁGS. 47-98INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES «DON JUAN MANUEL»ALBACETEISSN 0212-8632
gina 82

a la Comisión Central de Monumentos, a través del gobernador de
forma de cruz latina y su
cabeza semicircular

dos capillas laterales al presbiterio se tomaran como los brazos de
la cruz36
en forma de Tau.
36 Teniendo en cuenta que los dos refuerzos cilíndricos existentes en cada una de
las esquinas exteriores del testero, en su parte inferior quedan embutidos en los
muros de la capilla del Sagrario (izquierda) y en la Sacristía (derecha), puede ser
que ambas dependencias, el algún momento fueran ampliadas. Si cortamos por la

este lado al de la antesala (paso) del vestíbulo de la Sacristía en el lado contrario,
y entonces, con imaginación, podríamos pensar que el presbiterio pudo tener en
algún momento forma de cruz.
Nº 11. Retablo de la
iglesia de San Martín.
1922. Foto: R. Paños.
(Gentileza de
D. Eulogio Hidalgo)
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 83
Estos espacios situados a ambos lados del presbiterio corres-
ponden a la Sacristía, en el lado de la Epístola, que es rectangular y
ha sido ampliada recientemente; y la llamada capilla del Sagrario,
en el lado del Evangelio. En esta capilla mayor hubo un interesante


total o parcialmente salomónicas. En la parte central del segundo
cuerpo había una imagen de San Martín a caballo, y en el remate

Cordobés, que hoy preside la capilla del Sagrario.
En el segundo tramo de la nave se abren cuatro capillas (dos
-
les mencionadas en la “Relaciones” de 1575, y tienen acceso a través
de arcos formeros ojivales soportados por sendos pares de colum-
nas estriadas, con helicoides de arista, rematadas por ménsulas es-
trelladas, que se repiten en las esquinas interiores, con enjarjes de
donde salen los nervios que trepan hacia las bóvedas y los arcos

que su par, tiene dos secciones de bóveda nervada separadas por un
nervio transversal irregular. En ambas capillas, cada intersección de
-
rón cilíndrico con diversos elementos decorativos simples.
Las dos capillas siguientes a ambos lados de este segundo
tramo, debieron ser añadidas posteriormente, por tanto, es posible
que no formaran parte de la traza original (Gutiérrez, 1983, p. 380).
Sus arcos de paso son clasicistas, de medio punto, pero el del lado



Suceso, enmarcada en un altar sencillo, que dispone precisamente
de cuatro columnas salomónicas. En los muros, sobre los arcos de
entrada de estas capillas, hubo, hasta no hace muchos años (refor-
ma 1988), unas  que, como toda la nave, estuvie-
ron tapadas en algún momento por una capa de cal y recubiertas de
yeso. De ellas solo se han recuperado parcialmente dos de ellas: una,
la de mayor tamaño, permanece en el muro del lado del Evangelio,
y representa “La última Cena, d
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-


de otro apóstol –primero por la derecha– así como la de Judas, en la
parte inferior de la imagen, apenas son perceptibles. A la izquierda
de esta pintura mural, sobre el arco de la capilla renacentista aneja,
-


a la luz estos frescos, se intuye su existencia debajo de la capa de
yeso. Sobre el arco de entrada a la sacristía existen dos fragmentos
de otra pintura mural que parecen rescatados de algún otro lugar.
Nº 12. Pinturas murales situadas sobre los arcos de entrada a las capillas laterales.
Foto: J. Alabau
En el tercer tramo de la nave se encuentra el acceso Sur del
-
-
de de medio punto. Justo en el lado opuesto estuvo instalado, sobre
una plataforma alzada de madera, el órgano del templo, que se per-
dió durante la guerra civil de 1936.
En el tramo de los pies se encuentra la entrada principal a la
iglesia, de estilo renacentista. Aquí es donde se sitúa el coro alto, la
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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entrada a la torre campanario y a la capilla de la pila bautismal,
hoy destinada a trastero. Los arranques de los arcos inacabados que
se muestran debajo del coro estaban destinados a soportar este ele-
mento en su origen, tal vez de manera similar a como se hizo en la
iglesia gótica de la Asunción de Letur (Albacete). Sin embargo, aquí,
en La Gineta, la obra se hubo de interrumpir por la muerte de Aran-
guren y Castañeda y quedó inacabada. Acabó siendo construido con
bovedillas, vigas de madera y una balaustrada de madera tornea-
da. En el ya aludido informe a la Comisión Central de Monumentos
de 1844, se decía que el coro estaba “sostenido por una columna de
sillería” (Amador, 1912, p. 366) que en algún momento fue susti-
tuida por dos columnas de madera, hoy también desaparecidas. En
cambio, la bóveda superior de este cuarto tramo de la nave sí es de
crucería estrellada sencilla, con terceletes. Los nervios en forma de
baquetones, que nacen en las dos esquinas de este muro occidental,
lo hacen sobre dos grandes ménsulas con formas de cabezas huma-
nas: una representa una especie de angelote o querubín con cuatro
alitas, la otra es una simple cabeza muy erosionada, de la que se

Nº13. Coro alto y bóveda del tercer tramo. Foto: J. Alabau
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En el repetido informe dirigido a la Comisión Central de Mo-
numentos (1844), se hablaba de la existencia de un púlpito, hoy
desaparecido como en tantas otras iglesias, desde que en el Concilio
Vaticano II (1965) se ordenara su sustitución paulatina por el am-
bón. El de San Martín era de yeso: “[…] y en lo alto (es decir sobre
el tornavoz) tiene una imagen de madera y su color (el de la imagen)
dorado, titulada la fee” (Amador, 1912, I, p. 366). Cerca de este púlpi-

que la tradición atribuía infundadamente a los “tres arquitectos”
que supuestamente dirigieron las obras de la iglesia (Piñero, 1971,
Sacristía, situada a la derecha del presbite-

Nº 14. Iglesia
de San Martín,
antes de la
restauración
de 1988.
Obsérvense
los nervios

pintados de
las bóvedas,
así como las
marcas de
las pinturas
murales sobre
las capillas
laterales.
(Fondo

del Instituto
de Estudios
Albacetenses
“Don Juan
Manuel”.
Álbum General.
Registro
01796)
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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
A partir del s. XV, los arquitectos góticos comenzaron a cons-
truir las bóvedas cuajadas de terceletes, ligaduras y combados, y este

durante la primera mitad del XVI, como pueden ser los templos de
Villanueva de la Jara, Utiel, Carrascosa del Campo, Orihuela, Letur,
   
también en San Martín de La Gineta. Cada una de las bóvedas de
los cuatro cuerpos de San Martín, presentan una crucería estrellada
distinta. En los tres primeros tramos del templo se muestran diver-



segundo tramos.

Todas estas nervaduras de crucería, no solo las principales
       

hay que decir que durante el periodo gótico anterior (siglos XIV y
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XV), para la decoración de las claves de bóveda era costumbre utili-
-
daban los escudos nobiliarios, los temas religiosos, algunas combi-
-
getales y geométricos que ya habían sido utilizados en el s. XIII. Sin



de Santiago de Villena o en la de la Asunción de Utiel, y así ocu-
rre igualmente en San Martín de La Gineta. Mientras en el primer
  
 
-
rios e incluso lo que parecen algunos utensilios pertenecientes al
ramo de los canteros (¿un martillo, una sierra …?), en las bóvedas
de los otros tres tramos, las crucerías presentan claves cilíndricas

ningún tipo de adorno interior (2º tramo).

José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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
Los ventanales, en general, son escasos y no muy grandes,
-
túan en los muros laterales, por encima de las cubiertas de las ca-
pillas laterales, características estas, que suele ser propias de los
templos de nave única con capillas entre contrafuertes. Los dos

uno a cada lado del presbiterio a distintas alturas. Se trata de vanos
altos, no muy grandes, característicos de este tipo del gótico tardío
meridional, con arcos de medio punto soportados por columnillas
adosadas en las jambas, con arquivoltas en derrame. La recayente al
lado norte se encuentra ligeramente desviada.
En el segundo tramo solo hay un óculo en el muro sur que
no se corresponde en el muro opuesto. En el tercero, hay dos venta-
nales superiores similares a los del testero, que tampoco son simé-
tricos. En el cuarto tramo, como hemos dicho, es donde se ubica el
coro, hay dos ventanales desiguales en forma, tamaño y situación.
Uno da a la fachada principal, con arco de medio punto, tímpano cie-
go y forma de pechina bajo el arco, tanto en el interior como en el ex-
terior; y el otro es del mismo tipo que los del resto de la iglesia, pero
de mayor tamaño, y da a la fachada meridional (calle de la Iglesia).
8.4 El exterior
-
brio y austero. Los contrafuertes que dividen las capillas interiores

las capillas, en la cabecera del templo hay dos singulares soportes
cilíndricos (uno en cada esquina) que rematan las esquinas exterio-
res del testero. La cubierta
-
ras de hierro.
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Nº 17. Portada lateral, de autor y fecha de construcción desconocidos. Foto: J. Alabau
Las portadas son renacentistas y de desigual mérito. Ambas
se sitúan en el interior de un porche de bóveda. La principal, orien-

al campanario, y fabricada en piedra, con bóveda de arista sencilla
aunque se encuentra muy erosionada. Consta de un arco de triunfo
-
puesto, sobre el que se sitúa un friso que alterna medallones redon-
dos y cuadrados, simulando pequeñas metopas y, por encima de
-
sa sobre cimacios37. La portada sur, también de estilo renacentista,
fue construida en fecha desconocida, aunque se estima que puede
datar del s. XVII. Es sobria, del mismo tipo y similar forma a la por-


dos pares de semicolumnas estriadas de estilo dórico que descan-
san sobre una basa elevada, que soportan un arquitrabe en forma de
37 En la parte interior de esta portada se situó en 1877 el punto de referencia para
determinar la altura sobre el nivel del mar de La Gineta, que quedó establecida en

José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 91
f

pequeño frontón, con una hornacina que cobija una imagen pedes-
tre de San Martín de Tours38. En relación con estas dos portadas, el
militar, escritor y político Alexandre L. J. Laborde (1816, p. 133), que
pasó por La Gineta a principios del s. XIX, comentaba de manera un
tanto confusa: “la iglesia (de La Gineta) tiene dos frentes tallados en
piedra, decorados por dos columnas acanaladas de orden corintio y
con ornamentos de bajorrelieves”.
Nº 18. Detalle de la portada principal, obra de Jerónimo Quijano en estilo renacentista.
Foto: J. Alabau

La torre del campanario es de planta cuadrada y estructura

en la esquina NO del templo, junto a la entrada principal, siguiendo
la norma no escrita de los veteranos alarifes, que consideraban que
este era el lugar adecuado para construir los campanarios, ya que,
38 Esta imagen es la que remataba el último retablo del altar mayor, construido
después de la guerra de 1936 y suprimido después de la reforma de 1988.
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si se construyeran en el crucero, las campanas tañendo encima de

una puerta de acceso en el propio crucero o presbiterio, o a propor-
cionar su acceso por el exterior. Su base mide 7,5 m. de ancho por 7
m. de profundidad, aunque, aproximadamente a metro y medio de
altura, rebaja estas medidas en unos 12 cm por cada lado. Recibió
trabajos de consolidación hacia 1920 (Piñero, 1971, p. 106). Consta
de tres partes bien diferenciadas. Una primera, de planta cuadrada
que era el cuerpo original de la torre, el cual fue aumentando en al-

primera base cuadrada, a su vez, consta de tres alturas comunicadas
a través de una empinada y estrecha escalera de caracol interior de
piedra, bastante bien conservada, que sube hasta el nivel del ter-
cer cuerpo, donde se ubican cuatro campanas situadas en vanos con
arco de medio punto. Se observan algunas aspilleras en sus cuatro

haber sido utilizado con
   -
sivo ocasional.
En la parte supe-
rior de la torre cuadrada
hay una terraza con ba-
laustrada y cuatro con-
trafuertes oblicuos deco-
rativos en las esquinas de
estilo renacentista que, a
modo de contrafuertes,
soportan el empuje de
las dos alturas añadidas.
En la primera de ellas,
casi circular, es donde se
instaló, en 1950, un reloj
   
cuatro esferas, encaradas
a cada uno de los lados de
la torre. Desde esta plan-
ta se asciende a través de Nº 19. Torre del campanario de San Martín de
La Gineta. Foto: J. Alabau
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
gina 93
un hueco central a un templete o belvedere octogonal hecho con la-
drillo visto, de estilo asimilado al neomudéjar, con ocho vanos con
arcos de medio punto sobre pilastras, cubierto por un tejadillo que
contornea dicho templete. Y en el remate una veleta de hierro forja-

(1971, pp. 106 y 112) decía que la torre campanario de La Gine-

diócesis de Albacete, con 46 metros de altura39 y un espesor en los
muros a la altura de las campanas de 1,25 m.
9. CONCLUSION
El templo de San Martín ha sido desde su construcción el


kilómetros de distancia en la llanura manchega, ha sido el símbolo

su historia. Prueba de ello son los comentarios que dejaron escritos
algunos de los viajeros que pasaron por allí.
-
to del papa Clemente XI, el 17 de junio de 1720, en su camino desde
el palacio de La Fresneda (El Escorial) a Murcia se quedó a dormir
-
po de Murcia. En sus memorias dejó escrita su opinión y decía: “En
La Gineta hay una iglesia muy bonita y bien cuidada dedicada a San
Martín […]” (Villar y Villar, 2005, p. 78).
Ya hemos comentado el paso por La Gineta, a principios del
siglo XIX, del escritor y político francés Alexandre Laborde, quien
también dejó escritos algunos comentarios en su “Itinéraraire des-
criptif de l’Espagne”, donde decía que esta población: “tiene una po-
sada bien construida y un campanario en la iglesia de buena arqui-
tectura […] el campanario es de arquitectura agradable” (Laborde,
1816, p. 131).
39 El dato es coincidente con el que aparece en la Enciclopedia Universal Ilustrada
(Ed. Espasa Calpe) en su edición de 1925. Tal vez el dato fue tomado de aquí, pero
consideramos que esta medida es excesiva, y en realidad debe rondar los 35 m.
hasta la cima de la cúpula, sin contar la veleta.
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gina 94
Por su parte, el abogado, arqueólogo e historiador Rodrigo
Amador de los Ríos (1912, I, p. 364), en la mencionada información

Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Albacete,
transcribe: “[…] descollando no sin gallardía sobre la masa general
del caserío, como dominando, en medio de la monotonía de aquel ex-
tenso llano cuanto la circunda y la rodea, la erguida y cuadrada torre
de la iglesia que no carece de elegancia”.
En resumen, consideramos que el templo de San Martín de
La Gineta, junto con la iglesia arcedianal de Santiago de Villena (y

de Orihuela y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

        -
nal, por su variedad de elegantes soluciones constructivas dentro

traza de los nervios entorchados en columnas y bóvedas, combinan-

arista viva como con boceles. El resultado de la combinación de las
bóvedas de crucería nervada junto a los fustes helicoidales, en su


anterior. Tal vez, San Martín de La Gineta, pueda ser considerada
como la gran obra del maestro Juan de Aranguren. Un cantero que,
en pleno siglo XVI, estuvo construyendo con este mismo estilo tar-
dogótico en iglesias de poblaciones relativamente cercanas a La Gi-
neta, como puedan ser Almansa, Albacete o Utiel.
La iglesia de San Martín de Tours de La Gineta, fue declarada

satisfacción de los gineteros, puede contemplarse su gran y singular
valor arquitectónico que la hace, sin lugar a duda, una verdadera
“Joya del gótico tardío helicoidal de La Mancha.40
40-
rroco de La Gineta), Martín Medrano, Felipe Hidalgo, Rafael Palacios, Urbano Pa-
rrilla y Eulogio Hidalgo, por su amable colaboración en este trabajo.
José Alabau Montoya
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE LA GINETA. UNA JOYA DEL GÓTICO TARDÍO EN LA MANCHA
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