El registro de fusilados permite a varias familias encontrar a los represaliados

 «Era rojo, del bando perdedor, estuvo en el frente y al volver al pueblo anduvo escondido por unas cuevas; un hermano suyo le dijo que no se escondiera, el día que salió lo detuvieron y luego lo fusilaron». Quien cuenta esto es Ana María, relata sucintamente la muerte de su abuelo, Feliciano Mansilla Reina, un vecino de Fuenteálamo, que ha estado desaparecido para su familia durante 72 años.

 
Hace algo más de un par de meses, cuando se enteraron de que el Ayuntamiento de Albacete estaba realizando una investigación para sacar del olvido a los 753 represaliados que fueron fusilados por el régimen franquista en las tapias del Cementerio, se pusieron en contacto con el consistorio, con el grupo municipal de IU. Y fue así como esta familia de Fuentealamo localizó siete décadas después a Feliciano. Ahora, tienen una tumba a la que llevarle flores. «Se lo debíamos, él murió por algo y no podía quedar por ahí, olvidado, como si nunca hubiera existido», proclama su nieta, que dice «indignarse» cuando escucha que buscar a los represaliados es reabrir heridas, «hay quien dice que los muertos, muertos están, y yo les contesto, ¿a qué tú sabes dónde tienes a tu abuelo?».
 
«No quería hablar del tema»
 
Cuenta Ana María que a Feliciano lo detuvieron cuando su abuela estaba embarazada, estando en la barbería del pueblo lo apresaron y lo llevaron al penal de Chinchilla. Su mujer llegó a visitarlo en una ocasión, «a la segunda visita le dieron sus cosas, una cuchara de metal, una plato de porcelana y una cantimplora de agua; supo que lo habían matado por otros compañeros de la cárcel, porque oficialmente no le dijeron nada». Lo fusilaron en julio de 1939, con 31 años.
 
A su abuela, que murió hace diez años, «no le gustaba hablar» del asunto. Ya viuda, en enero de 1940, tuvo a su hijo, el padre de Ana María, quien durante toda su vida ha estado lamentándose de que iba a morir sin saber dónde estaba su padre. Ana María trató de indagar en Chinchilla, «pero me dijeron que no sabían nada, que en 1975 se habían llevado los archivos». Hasta que hace unos meses probaron suerte en el Ayuntamiento de Albacete, «el día que me llamaron para decirme que estaba enterrado en el Cementerio fue tremendo, no podía parar de llorar de la emoción, ni siquiera para decirselo a mi padre».
Según han podido saber, Feliciano fue fusilado el 14 de julio de 1939, en la tapia del Cementerio, junto a otras 29 personas. Al parecer, dos mujeres, cuya identidad desconocen, compraron una fosa y por las noches sacaron los cuerpos dándoles esta sepultura que está en el patio 1 del Cementerio y en cuya lápida figuran los nombres de los 30 fusilados aquel día. Ahora se plantean recuperar los restos y darles sepultura en Fuenteálamo, aunque saben que no es fácil exhumar los restos al estar enterrado junto a otras personas.
 
La desgarradora historia de Feliciano no es, desgraciadamente, única; son muchos los republicanos asesinados cuyos restos están en paradero desconocido para sus familias. La investigación realizada por una historiadora y una licenciada en Humanidades sobre los fusilamientos que tuvieron lugar en las tapias del Cementerio entre 1939 y 1948 por el régimen franquista, ha permitido sacar del olvido a 753 fusilados en la capital.
 
Gracias a este trabajo, que se ha realizado atendiendo a una moción de IU respaldada por el PSOE, unas diez familias han localizado los restos de sus familiares, según dijo la concejal de Cementerios, Aurora Zárate. La portavoz de Izquierda Unida, Rosario Gualda, mostró su deseo de que salga a la luz una publicación con esta investigación.
A este respecto, Zárate indicó que están en contacto con el Instituto de Estudios Albacetenses, pues no se trata de publicar únicamente el listado de los represaliados, sino también otra documentación histórica, como las órdenes que constan en los archivos para la apertura de fosas.

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