El Instituto de Estudios Albacetenses premia al historiador Aurelio Petrel
Quizás 34 años no son muchos dentro del cómputo global de la Historia, pero son los años en los que más se ha investigado sobre el pasado de Albacete, esa ciudad que dicen que no tiene historia. Ese es el tiempo que lleva el Instituto de Estudios Albacetenses (IEA) investigando qué sucedió en estas tierras desde la Antigüedad y cómo ha llegado a ser la ciudad que ahora conocemos, desde sus pobladores hasta sus gobernantes.
Los historiadores del IEA se reunieron ayer en el Centro Cultural La Asunción para conmemorar el día del Instituto, en el que se incorporaron dos nuevos investigadores a la organización y se entregó el Premio de Historia de Albacete a Aurelio Petrel. El autor agradeció el premio por el libro 'La villa de Albacete en la Baja Edad Media', un reconocimiento logrado gracias a una larga dedicación a la historia albaceteña.
Pero Petrel también se mostró crítico con el momento que, según él, vive el Instituto de Estudios Albacetenses: «Me siento ya cansado de soportar desaires de quienes han deshecho en cuatro años mucho de lo que otros hicimos en 30». El libro supone una ampliación de anteriores obras del historiador y cuenta la «oscura transición del Al-Basit de los árabes» al período cristiano, con la posterior recuperación de infraestructuras hídricas hasta la concesión del privilegio de villazgo en 1375.
'La villa de Albacete en la Baja Edad Media' también contiene los 25 años de gobierno de Juan Pacheco, quien «llegó a gobernar por encima de Enrique IV de Castilla», así como la posterior guerra civil y el paso de Albacete a Chinchilla. Aurelio Petrel también dedicó parte de su discurso a reivindicar la edición de libros en papel en la era de la informática, y afirmó que la lentitud de las publicaciones en ver la luz «nos pone en peligro de volver a los tiempos en los que había que buscar el mecenazgo de las cajas de ahorros o a la iniciativa privada».
Nuevos historiadores
El acto del día del Instituto de Estudios Albacetenses se cerró con la incorporación oficial de dos nuevos historiadores a la entidad, Lucía Soria y Ramón Cózar. La primera entra en la institución gracias a sus investigaciones sobre la cultura ibérica en la provincia de Albacete, y destacó que desde que el IEA ha sido testigo del despegue de la arqueología en Albacete, con «avances incuestionables y algunos yacimientos que son importantes ya a nivel nacional».
Ramón Cózar pasa a formar parte del equipo del IEA debido a su investigación del Albacete del siglo XVIII, ya que no había grandes escritos al respecto. Cózar puso como ejemplo las revueltas y asonadas que se produjeron tras el motín de Esquilache en localidades como Tobarra y Liétor debido a la corrupción local y a las malas cosechas que soliviantaron a la población.
Cerró el acto la vicepresidenta de la Diputación de Albacete, Nieves García Piqueras, que recordó el importante aporte que realiza la cultura a la política y la necesidad de «consumir todo tipo de cultura, tanto popular como elitista, sin que la primera embrutezca y ni que la última se encierre en sí misma».
García Piqueras reconoció el capital social de la cultura y la historia y la necesidad de protegerlas y dotarlas de presupuesto: «En estos tiempos de dificultades económicas hay que seguir apostando por la cultura». También quiso alabar el papel del Instituto de Estudios Albacetenses para aumentar el patrimonio de la capital albaceteña.
