En el número 4 de la calle Marqués de Molins, cerca del centro neurálgico de la ciudad, se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de Albacete que, a diferencia de otras muchas construcciones clásicas, tiene un vínculo especial con el Notariado español ya que se proyectó y construyó para albergar el Ilustre Colegio Notarial, primero de Albacete y luego de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Su estructura es, por tanto, un testigo de excepción de las transformaciones experimentadas por la sociedad española en general y por el notariado en particular sin que, por ello, haya perdido su función y sin que la reorganización administrativa de hace ahora doce años, haya puesto en duda la presencia de la sede de la institución en Albacete.
Una segunda característica singular de esta obra es el autor, cuya producción literaria está íntimamente ligada a la provincia, con una trayectoria acreditada en la documentación y análisis de instituciones tan representativas como los conventos franciscanos en la provincia, de hechos históricos decisivos, o de otras instituciones jurídicas ligadas a la ciudad como la reciente obra “Albacete, ciudad de tradición judicial. De la Real Audiencia Territorial al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (1834-2014)”.
Esta obra es un pormenorizado estudio que revela los detalles de un edificio como hilo conductor de los acontecimientos, personas, instituciones y costumbres que lo han rodeado desde su origen y que pone de relieve, en definitiva, el arraigo del notariado en la ciudad de Albacete.
Luis Fernández-Bravo Francés
Decano del Ilustre Colegio Notarial de Castilla-La Mancha